Hasta el momento, esto del ciclismo con todos los miembros de nuestro siete ideal puede haber parecido algo fácil. Subirse a una bici, pedalear muy rápido, ganar y subir a un podio a que te saquen guapo en las fotos y te den un par de besos unas azafatas bien monas. Pero no. El ciclismo tiene mucho más. Superarte día tras día, mejorar tus prestaciones a base de mucho entrenamiento y muchísimo esfuerzo, y es que en esto del ciclismo para tener un día bueno hay que haber pasado por muchos días malos. El claro ejemplo de esto que comentamos es nuestro siguiente protagonista de este serial: Carlos Jiménez.
No comenzaba nada mal la temporada el de Caja Rural-RGA, ya que estaba muy cerquita de levantar los brazos en una de las primeras carreras del año, a principios de marzo, en las calles de Mazarrón donde llegaba la segunda etapa de la Vuelta Costa Calida, y en donde hacía segundo solo superado por Egoitz Fernández (Fundación Euskadi-EDP) en el sprint final. Unos días después el de Puertollano se iba al suelo en la segunda prueba del Torneo Euskaldun, el Trofeo Villa de Caparroso, y lo que en un primer momento parecía que serían unos buenos rasguños, acabaron por apartarle durante un tiempo de las carreteras (que no de la bicicleta, ya que a los dos días ya estaba dándole al rodillo), ya que su codo izquierdo sufrió las consecuencias de esa dura caída.
El propio Carlos al pedirle como resumiría su temporada no podía ser más claro: «Para mí esta ha sido una temporada de cara y cruz, marcada por dos momentos muy breves que definen lo que es este deporte; el primero mi caída y fractura de codo en el mes de marzo y el segundo cruzar la línea de meta como campeón de España élite en Cáceres».
Y es que como señala Carlos, tras recuperarse de su problema en el codo volvió a las carreteras con más ganas que nunca y después de realizar notables puestos en diferentes carreras llegó su gran momento en los nacionales de Cáceres. El año anterior en Ponferrada lograba subir al podio en su último año como sub-23, aunque nadie le podía quitar las lagrimas del rostro ya que solo unos metros le faltaron para poder llegar escapado a la línea de meta y conquistar el oro, pero en 2015 se resarciría por completo, compitiendo tú a tú con alguno de los mejores ciclistas del mundo, como el propio Alejandro Valverde que se llevó finalmente la victoria en la línea de meta, pero Carlos a pesar de sufrir ante el tremendo ritmo impuesto tanto por los hombres de Movistar como por «sus hermanos mayores del Caja Rural-RGA» sorprendía a todo el mundo siendo el más rápido del grupo que entraba detrás del trío que se había destacado en los metros finales con el propio Valverde, su compañero Jesús Herrada, y el hombre rápido del Caja Rural, Carlos Barbero. A tres segundos entraba el resto del paquete de hombres importantes y en cabeza cruzaba la línea de meta un sorprendente Carlos Jiménez que con ello se hacía con el entorchado de la categoría élite, pudiendo subir al podio y vestirse con la rojigualda al lado del mismísimo capo del Movistar. Una foto para enmarcar.
Como decimos aquí llegó tras demostrar que se había recuperado y muy bien de su lesión en el codo, y es que un par de semanas antes ya daba buenas muestras de su nivel de forma al quedar tercero (para otros segundo) en la prueba de Bayonne-Pamplona que se adjudicó el francés Loïc Herbreteau, o siete días después ya sí quedaría segundo por derecho propio en una durísima octava prueba del Euskaldun en Segura, donde solo era superado por un estratosférico Mikel Aristi (Fundación Euskadi-EDP).
Un mes después y ya con el entorchado nacional a sus espaldas volvería a repetir puesto en el Torneo vasco, en esta ocasión en la Dorletako Ama, que está muy cerquita de cumplir las 40 ediciones. En esta ocasión se veía superado en la llegada final por un Francesc Zurita (Infisport-Alavanet), que de esta manera se redimía del segundo puesto cosechado en Cáceres detrás del propio Carlos Jiménez. No sería su único segundo puesto por estas fechas, ya que en la última etapa de la Vuelta a Zamora repetiría esta posición, aunque en esta ocasión fue superado por su compañero de equipo Daniel López. Pero donde sí podría lucir su maillot de campeón de España a lo grande sería en la Vuelta a León, donde su equipo Caja Rural-RGA, se llevó un botín enorme. Y es que los navarros conquistarían la ronda leonesa con nuestro protagonista sub-23 Cristian Rodríguez, además de auparse con la general por equipos, y con dos de las etapas, una del propio Cristian, y la otra que fue para nuestro Carlos.
La cuarta etapa de la Vuelta a León discurría por la dura región de El Bierzo, para acabar en la ascensión al Castillo de Cornatel, con sus dos últimos kilómetros con rampas que superaban el 15% de desnivel. Ahí fue donde Carlos demarró en más de una ocasión, para desesperación entre otros de su propio director Alberto Mazkiarán, sabedor que guardándose para los últimos metros no tendría rival. Finalmente, tras ser alcanzado por el grupo de hombres importantes bajo la pancarta del último kilómetro, Carlos volvía a demarrar a falta de 300 metros para que ya nadie pudiera superarle y así alzar los brazos en la línea de meta. Y es que el propio Alberto nos comentaba durante esa misma etapa sobre Carlos que «Es un ciclista que muchas veces tiene unas ideas de bombero con las que me hace temblar ya que a veces gasta mucho más de lo que debe, eso sí cuando está centrado encima de la bicicleta es un auténtico fenómeno».
Y si tu director, que al fin y al cabo pasa más tiempo contigo que tus propios padres, tiene tan claro esto de ti, luego no es de extrañar que al bueno de Carlos le llegara el premio de ser uno de los stagiaire de este año con el equipo profesional del Caja Rural-RGA, junto con Jaime Rosón. El manchego llegaba al Tour du Limousin como el novato y al final sus prestaciones fueron enormes, logrando meterse en dos de las cuatro etapas dentro del top25. Posteriormente, para cerrar la temporada de vuelta con sus compañeros del equipo amateur volvió a rondar el triunfo en las dos últimas pruebas del Euskaldun, donde fue noveno en Zegama, y sobre todo, cuarto en Alsasua, donde solo fue superado en el sprint del grupo de catorce unidades que se jugó el triunfo, por el «triplete de Mikeles» que ese día completaron el podio Iturria y Aristi (Fundación Euskadi-EDP) y Elorza (AMPO). Estos resultados hicieron que finalmente fuera el mejor hombre del Caja Rural-RGA en la general del Euskaldun, en el que acabó en 13ª posición, y eso que entre lesiones y la temporada que estuvo con el primer equipo, se perdió varias pruebas.
Por lo tanto, Carlos Jiménez no podía faltar de nuestra lista, ya que es un corredor que ha demostrado saber pasar un mal trago para acabar saboreando las mieles del triunfo, y no es fácil recuperarte de un parón cuando ya habías demostrado alcanzar un momento notable de forma. El puertollanense supo rehacerse y ayudar a su equipo a conseguir metas importantes, recompensándole este, a su vez, con un bonito paso por sus primeras carreras entre profesionales por tierras francesas e italianas.