Tercera etapa de la Vuelta Ciclista a España y un «Sagundon» vuelve a ser primero. Bonito juego de palabras y bonita jornada la que hemos podido disfrutar hoy todos los aficionados del ciclismo. Un recorrido de 159 kilómetros entre las blancas calles de Mijas y el puerto de Málaga. Por el camino dos ascensiones, el Alto de Mijas y el Puerto del León (no confundir con el Alto del León o Alto de los Leones situado en plena Sierra de Guadarrama), ambas alejadas de meta eso sí. También caídas, fugas, ataques y persecuciones de vértigo. Y también Sagan.
La fuga se formaba relativamente pronto. Pasados apenas seis kilómetros, ocho corredores saltaban al unísono del pelotón. Ocho hombres y ocho equipos diferentes pondrían color a la segunda fuga de esta Vuelta a España. Repetía escapada Pedraza (Colombia). El colombiano, ataviado con el maillot de lunares, compartía aventura con Gougeard(AG2R La Mondiale), Omar Fraile(Caja Rural), Martin Velits (Ettix-Quick Step), Chavanel(IAM), Koshevoy(Lampre-Mérida), Berhane(MTN) y Tjallingi(Lotto NL Jumbo). Ocho guerreros contra un pelotón tirado por el Orica de un sonrojado Chaves.
La diferencia crecía rápido y en apenas cinco kilómetros, la ventaja era ya superior a los tres minutos. La ascensión al Alto de Mijas sembraba las primeras escaramuzas en la fuga. Pedraza buscaba defender su maillot a lunares, pero la valentía y el arrojo de Omar Fraile eran demasiado escollo para las desgastadas piernas del colombiano. Descenso, diferencias mantenidas y un abandono. Paolo Tiralongo, duramente castigado por la caída de ayer, se veía obligado a poner punto y final a su participación en la ronda española con casi 40 puntos en su ojo izquierdo y abrasiones en la toda la cara. Astaná, perdía otro corredor más, mientras la fuga viajaba por delante.
La ascensión al Puerto del León (primera ascensión de primera categoría de esta Vuelta 2015) era el siguiente gran escollo. Un pelotón, ahora tirado por los hombres del Tinkoff-Saxo, disminuía las diferencias con una fuga, en la que Fraile volvía a demostrar ser el más fuerte pasando en primera posición por la cima del puerto malagueño. El vizcaíno de Santurce se aseguraba así el maillot de lunares, sustituyendo a su compañero de fuga Walter Pedraza (Colombia).
La diferencia había disminuido y era ahora Sylvain Chavanel quien decidía poner otro ritmo a la escapada. El galo, con ganas de jugar a ciclistas, se lanzaba en el vertiginoso descenso. Solo Fraile y Gougeard lograban seguir el ritmo del veterano corredor francés. La pendiente disminuía y con ella la velocidad de un trío que pronto volvería a ser un sexteto. Tjallingi (Lotto NL Jumbo), Berhane (MTN) y Pedraza (Colombia) volvían a una fuga con ya menos de minuto y medio de ventaja.
Cuando la carrera parecía controlada, los nervios volvían a la carrera cuando, como en la jornada de ayer, Bouhanni besaba de nuevo el asfalto. El sprinter de Cofidís se levantaba dolorido pero con la ayuda de sus compañeros lograba reintegrarse a un pelotón que circulaba a una velocidad endiablada. Los Tinkoff-Saxo cazaban a una escapada ahora fraccionada. Fraile, designado como el ciclista más combativo de la jornada, Pedraza, Berhane y Chavanel eran engullidos por un pelotón que ahora perseguía a la dupla Gougeard-Tjallingi. El holandés y el galo se relevaban infructuosamente mientras el aliento del gran grupo se echaba sobre sus cabezas. Los Tinkoff ponían fin a su aventura a la vez que un inoportuno virus estomacal ponía punto y final a la participación de Fabian Cancellara en esta Vuelta. Con todos agrupados, los equipos de los sprinters empezaban a ganar posiciones y las escuadras de los gallos se concentraban entorno a sus líderes.
Calles de Málaga y el Giant comandaba el grupo. Degenkolb el último del tren y a su rueda Sagan y el magullado Bouhanni. El alemán, vencedor de la última Paris-Roubaix, lanzaba el sprint por la derecha mientras Sagan y Bouhanni buscaban el lado contrario. El eslovaco volaba por el centro y solo el galo de Cofidis parecía capaz de superarle. El de los Vosgos se abría pero no. El día hoy era de Sagan. Un Sagan que deja de ser un «Sagundon».