Si bien no sería correcto decir que ha saltado la sorpresa en el Mur de Bretagne, pocos serían los que antes del desenlace final apostaron a que sería ese bajito corredor galo de 27 años quien levantaría los brazos donde hace cuatro años venció Cadel Evans. De nada sirvió el marcaje entre los máximos favoritos. Las miradas entre Sagan, Valverde y Gallopin fueron tan estériles como sus esperanzas de éxito. Entre ojeada y ojeada un rápido francés del AG2R arrancaba con fuerza. Con la suficiente como para llegar a vencer, para inscribir su nombre en el Tour: Alexis Vuillermoz.
Tras haberse apuntado hace unos meses el GP Plumelec, hoy, y a tan solo unos kilómetros de donde aquel día se impuso a Julien Simon y a Pierrick Fedrigo, el del AG2R ha logrado el que sin duda es el mayor éxito de su carrera. Tras haberlo intentado el pasado lunes en la subida al muro de Huy, teniéndose que conformar con un agridulce tercer puesto, Vuillermoz sabía que su estrategia debía variar. Permanecer con los favoritos y vencerles en un sprint resultaba más que improbable con hombres de la talla de Alejandro Valverde o Peter Sagan, ambos ampliamente más rápidos que él en un hipotético sprint. A sabiendas de esto, el francés pasó a la ofensiva cuando lo que predominaba en el grupo más que los ataques eran las miradas. Nadie salió a por él. Bien por miedo a llevar al resto, bien por miedo a no aguantar la ofensiva los 700 m que aún restaban hasta el final o simplemente por esperar a que fuera otro quien lo hiciera. El resultado: que nadie lo hizo. Solo un tímido ataque de Dan Martin en los últimos 300 m le sirvió al irlandés para acercarse al exhausto galo. Por detrás el resto de gallos se disputaban un tercer puesto que servía de poco a un Alejandro Valverde que una vez más pecó de calculador y conservador en un final que parecía hecho a la medida de sus piernas. El resto de favoritos entraba juntos, todos salvo Nibali. El italiano se dejaba unos valiosos 10 segundos que dan que pensar sobre el estado de forma del Tiburón de Messina.
Pero hasta que todo esto pasó, la etapa tuvo un más que interesante desarrollo. De salida una escapada permitida y el nombre de Sylvain Chavanel (IAM) resaltando sobre el resto. Junto al francés los nombres de Gautier (Europcar), Huzarski (Bora) y Perichon (Bretagne) cabalgaban juntos durante los primeros kilómetros. Todo dentro de la normalidad hasta la disputa del sprint intermedio. Pasaba por delante la fuga comandada por el local Perichon, buscando lucirse ante su público, pero el interés llegaba por detrás. Un grupo de unos 30 corredores se adelantaban del pelotón para la disputa de los puntos del maillot verde y prácticamente sin querer se echaban encima de la escapada. El resultado era la formación de varios grupos con nombres como los de Kwiatowski, Peter Sagan o Pierre Rolland, poniendo en jaque a la carrera y obligando al Cannondale-Garmin a comandar el pelotón a fin de defender los intereses de Dan Martin. Los relevos de la escuadra de Jonathan Vaugthers lograban neutralizar tan ofensivo y peligroso movimiento pero tres corredores lograban sobrevivir a la “marea verde” que encabezaba el pelotón: Lars Ytting Bak (Lotto-Soudal), Michael Golas (Ettix) y el incombustible Huzarski como único representante de la fuga inicial. Aún así su intento parecía abocado al fracaso. Una diferencia nunca mayor al minuto y poderoso pelotón por detrás resultaban motivos suficientes para pensar que su ofensiva terminaría en sacos rotos, como así sería cuando restaban unos 12 kilómetros para la línea de meta. Una meta en la que venció el único que decidió no mirar a sus rivales y que se fijó únicamente en mirar una meta.
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