La primera etapa alpina se presentaba con la incógnita de ser el día después de el de descanso, y nos dejó muchos titulares con el triunfo de Simon Geschke (Giant-Alpecin), el abandono de Tejay Van Garderen (BMC), el ataque épico de Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) lejísimos de meta y su posterior caída en Allos, volviendo a abrir la herida y el debate entre él y Alejandro Valverde, que logra meterse ya en el podio.
Comenzó la jornada con la gran pelea de siempre para coger la fuga en las etapas de montaña. Tras una dura batalla se conformó un grupo de 28 hombres con grandes nombres, los escaladores Talansky, Urán y Pinot y el incansable Peter Sagan entre ellos.
La etapa empezaba movidita, el tercer clasificado de la general Tejay Van Garderen partía enfermo y a cien de meta ya se encontraba a 2:30 del grupo de favoritos. Pese a ello parecía que se rehacía y volvió a tomar contacto con el gran grupo. Entonces, fue cuándo a 75 de meta se reencarnaba el espíritu de los Merckx, Ocaña y Fignon en la figura de Contador. Junto a Michel Rogers atacaba y cogía distancia sobre los demás favoritos. La etapa auguraba un espectáculo digno de admirar y recordar durante los años, pero esta expectativa rápidamente fue rebajada. Movistar trabajó al frente del grupo para cogerlo, una vez atrapado, punto muerto y a ver bajar los quilómetros que quedaban para llegar a meta. Lo que si propició este acelerón fue el abandono de Van Garderen, el americano fue incluso superado por el esprinter Arnaud Dèmare en plena ascensión. Su ritmo y su cabeceo presagiaban lo peor, su director dijo basta, y el quinto de la pasada edición se subía al coche llorando.
Por delante se empezaba a subir el Col d’Allos y un rodador como Simon Geschke atacaba a 47 de meta. Rápidamente abrió hueco y los buenos escaladores de la fuga, otra vez, volverían a reaccionar tarde. Cerca de coronar el puerto de primera categoría la fuga se descontroló y se sucedieron los ataques. El bueno fue el de Pinot que hizo unos quilómetros de ascensión finales comiendóle terreno al rodador alemán. Sabíamos de la poca habilidad del francés bajando pero que se cayera ya acabó con toda esperanza de ver un final emocionante. El minuto con el que había coronado Alos se iba a minuto y medio e iba siendo adelantado por sus compañeros de fuga. El mejor fue Talansky que se lanzó a tumba abierta y firmó un gran ascenso a Pra-Loup pero poco pudo hacer contra el sorprendente vencedor de la jornada. En el día más feliz de su vida, como luego reconoció, Simon Geschke se llevaba la victoria en Pra-Loup tras una exhibición de fuerza, coraje y corazón.
Más atrás, entre los grandes nombres de la carrera no hubo gran pelea en Alos. Scarponi incrementó el ritmo para que Nibali saltara y emprendiera el descenso intentando dejar atrás a sus rivales. Thomas cedió, pero justo antes de coronar apareció la figura de Porte que venía de la fuga y calmó los ánimos de los favoritos. En pleno descenso y tras la acometida de Nibali, Contador cae. Valverde se pone al frente y posteriormente reconoce que no fue casualidad, sabía de la caída de Alberto. Ya en Pra-Loup Quintana intentó algun cambio de ritmo pero de poco servían ante las timídas rampas de ese segunda. En el último acelerón Froome y Quintana se quedaron en frente y Valverde soltó a Nibali. Poco más de dos minutos después llegaba Contador a meta.
Como comentaba en el título, el tercero abandona, el quinto cede y el sexto cae, pero todo esto sin ninguna exhibición de fuerza ni ataques entre los favoritos. En el ciclismo moderno un llegada en alto al Zoncolan o el Angliru es lo único que crea diferencias.
Para mañana 18ª etapa, de 186 kilómetros con salida en Gap y llegada a Saint-Jean-de-Maurienne, con hasta 7 puertos puntuables, destacando la ascensión a Glandon, de categoría especial, con su cima a 40 kilómetros de meta.
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