Aún cuando ni siquiera existe un favorito claro para la victoria final en París, el Tour vuelve al lugar en el que Hinault comenzó a labrar el que a la postre sería su último maillot amarillo. 30 años después, la Grand Boucle regresa a la localidad de Fougerés, aquella en la que el Tejón y su poderoso equipo, La Vie Claire, arrasaron al resto del pelotón en una eterna contrarreloj por equipos de 73 kilómetros que unía la ciudad de Vitre con la ya citada Fougerés. El francés comenzó así, el último de sus reinados en la ronda francesa, antes de dejar paso a su entonces compañero Greg Lemond, quien le secundaría en el pódium final de París.
Mañana, salvo sorpresa, la etapa no tendrá tal trascendencia. Una jornada llana, de 190 kilómetros y con la única dificultad de la Cote de Canapville, de cuarta categoría, cuando hayan transcurridos apenas 12 kilómetros, parece el terreno ideal para que los sprinters intenten aprovechar una de las pocas oportunidades que les restan en este Tour. Nuevamente, y tras una complicada jornada en el día de ayer, los nombres de Greipel y Cavendish volverán a aparecer, previsiblemente, en los kilómetros finales. El alemán, en estado de gracia durante esta primera semana del Tour, se postula como el hombre a batir en las volatas. Junto a él estará un Cavendish que buscará apuntarse el primer triunfo en un Tour que de momento le está resultando esquivo. Junto al alemán y al inglés, estarán los nombres de Degenkolb, Kristoff y Peter Sagan. Los tres, entraron tras el flamante vencedor de la etapa de ayer, el checo Zdenek Stybar, y sumaron unos valiosos puntos de cara a la encarnizada lucha por el maillot verde. Aun así, el honor de portarlo seguirá siendo el Hulk alemán del Lotto-Soudal, quien a día de hoy se postula como el máximo favorito para vestirlo en París.
En cuanto a la clasificación general no se prevén grandes cambios, a la espera de las dos emocionantes jornadas que acontecerán este fin de semana. Un vertiginoso final en el Mur de Bretagne y la tan esperada contrarreloj por equipos estarán sin duda en las mentes de los outsiders al amarillo en París durante toda la jornada de mañana, que si bien podría ser de transición, bien podría depararnos otra sorpresa más, otra más en este tan imprevisible Tour de Francia 2015.
