Ni Dekenkolb, ni Sagan, ni Kristoff. Ha sido Tony Martin (EQS) el ganador de una de las etapas más esperadas de este Tour. La cuarta jornada de la ronda francesa incluía 7 tramos de pavés en los que, pese a los intentos de Froome (SKY) y Nibali (AST), no ha habido diferencias entre los favoritos a vestir el amarillo en París.
La etapa comenzaba en Bélgica, en la ciudad de Seraing y finalizaba, ya dentro de Francia, en Cambrai. En total, 223.5 kilómetros a recorrer (la jornada más larga de este Tour) con varios tramos de pavés que superar. La escapada del día se constituía prácticamente de salida integrando a Westra (AST), De Gendt (LTS), Quémeneur (EUR) y Brun (BSE). El cuarteto aguantó por delante hasta el comienzo del pavés (el 1º tramo estaba situado lejos del resto, y apenas hubo movimiento en el pelotón), donde los equipos pujaban fuerte por colocar lo mejor posible a sus líderes. Ya en el adoquinado, Nibali se mostraba muy ambicioso tratando de tensar la carrera, pero no conseguía abrir hueco. La gran selección se producía tras superar el primer de los seis tramos que los ciclistas tenían que afrontar de manera continuada, quedando el pelotón reducido a unas 40 unidades con todos los favoritos en él. La clave de la etapa se encontraba en el penúltimo tramo, de casi 4 kilómetros de longitud y con una dificultad de 4 estrellas (el máximo son 5). Entre medias, los corredores fueron superando el adoquinado sin mayores problemas. Froome, portador del amarillo, tuvo un susto. En un tramo llano, al intentar adelantar a un Katusha este le tocó y apunto estuvo de irse al suelo. Se respiraba la tensión a la entrada del penúltimo tramo. Nibali se subía por las cunetas como si de un ciclocross se tratara tratando de ganar posiciones. Contador (TCS), que en meta revelaría que rodó con la rueda trasera frenada los últimos 25 kilómetros, no se despegaba de su compañero Sagan, que le llevó en volandas por los adoquines. Quintana (MOV), con algún problema más que el resto para mantenerse en el grupo, sufría en la parte trasera. Pero el pelotón cabecero, pese a los esfuerzos de Astana, salía del largo tramo adoquinado con las mismas unidades con las que había entrado.

Hubo que esperar hasta el último sector adoquinado, que picaba ligeramente hacia arriba, para ver un corte que pudo haber resultado peligroso. Stybar (EQS) aceleró e inmediatamente Froome, Nibali, Degenkolb (GIA) y un gran Valverde (MOV) respondían con solvencia. Con 10 kilómetros por delante, ya sin piedras por las que botar, este grupo de corredores tenía unos 7 segundos de ventaja, pero sería Peter Sagan, que se había quedado con Contador, el que cerraría el hueco sin mayores problemas. Se intuía un esprint masivo, pero a falta de poco más de 2 kilómetros para la línea de meta, Tony Martin saltaba del grupo con un único objetivo: hacerse con la etapa que, con la bonifación, le reportaría el liderato de la carrera (el alemán marchaba 2º en la clasificación general, a tan sólo 1 segundo de Froome). Ningún equipo contaba con suficientes unidades para controlar la llegada, y Martin aprovechó las dudas para hacerse con la victoria de etapa. Escasos segundos después, Degenkolb ganaba el esprint del grupo ante Sagan y Van Avermaet. En lo respectivo a la clasificación general ningún favorito, salvo Pinot, cedía tiempo en meta, contra todo pronóstico. Y es que poco antes de entrar en los tramos adoquinados comenzaban a caer gotas que nos hacían soñar con vivir una etapa similar a la del año pasado, donde los ciclistas llegaron cubiertos de barro a línea de meta. Finalmente, la etapa se disputó sobre seco lo que hizo la etapa, dentro de lo que cabe, más fácil para los corredores.

Mañana, etapa llana en la que se prevé un esprint masivo. Si el viento hace su aparición, viviremos otra jornada de muchísima tensión con los favoritos tratando de no quedarse cortados.
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