No se dejen engañar. Porque el perfil engaña. Dos puertos y 110 kilómetros pueden parecer poco. Pero Croix de Fer y Alpe d’Huez en la etapa 20 de un Tour de Francia son la peor pesadilla de los corredores. Por si no hubieran sufrido suficiente, aún deben superar una etapa extenuante antes de poder llegar a París y vanagloriarse de haber acabado la carrera.
Tarde, pero finalmente hoy hemos visto al líder Froome en apuros. Un atisbo de debilidad, 30 segundos perdidos con Nairo Quintana, que nos permiten soñar. Desear que en los músculos de los corredores aún quede energía suficiente como para brindarnos una etapa espectacular. De eso debería encargarse el equipo Movistar, con su líder a 2:38 y un fantástico Alejandro Valverde a 5:25.
No acaba aquí la pelea, ni mucho menos. El murciano debe cubrirse las espaldas, y mantener a raya a Nibali. El siciliano intentará el asalto a un podio del que solo le separan 1:19. Posible, si vuelve a mostrar la forma que le ha permitido ganar hoy a lo grande en La Toussuire. En el top-10, separados por menos de un minuto, están Contador (5º) y Gesink (6º). En otra pelea por completar esos primeros puestos, y también próximos entre ellos, se sitúan Frank (7º), Mollema (8º) y Bardet (9º). El francés además anda metido en otra batalla: la del maillot de la montaña. Solo 3 puntos de renta sobre Froome parecen insuficientes, pero a buen seguro peleará por llegar a París vestido de lunares. El ganador de mañana (llegada en alto, Hors Categorie, doble puntuación), probablemente decidirá esta clasificación.
Volviendo al recorrido, y analizando el perfil, observamos que los 25 primeros kilómetros pican hacia abajo. El camino a Saint-Jean-de-Maurienne se hará volando, por la pelea para formar la escapada buena del día. Sin tiempo para respirar, afrontarán la primera subida: la Croix de Fer (29 kilómetros al 5’2%) sustituye al Galibier, cortado por un desprendimiento de tierras. De nuevo, uno no puede fiarse del porcentaje medio, condicionado por 6 kilómetros de falso llano o descenso. En realidad podemos separar la ascensión en tres partes: los primeros 5 kilómetros al 6’4%, otros 6 kilómetros al 9%, y los 13 kilómetros finales al 5’8% (mucho más duros los 6 últimos, al 7’7%). Una barbaridad, un puerto donde se puede hacer mucho daño.
Y para rematar a faena, un coloso. Un mítico. La subida a Alpe d’Huez, con sus famosas revueltas. De sus 14 kilómetros al 8’1%, debemos temer sobre todo los 11 iniciales al 8’9%. Si es verdad que Nairo atacará de lejos, será la zona en la que podrá abrir hueco. Sus rampas terminarán de decidir al vencedor del Tour 2015 y nos dejarán imágenes para el recuerdo. Un santuario del ciclismo, en el que todos los aficionados depositamos nuestra esperanza de ver, por enésima vez, la carrera dinamitada y todos los esquemas por los aires. Ver ciclismo de ataque, batallas, vencedores y vencidos.