Para quienes amamos este deporte es imposible evitar ese vacío, esa sensación de extrañeza, cuando acaba una gran vuelta. Tanto tiempo esperándola y cuando llega, sus 21 días pasan volando. Nos pasa cada año y nos ha vuelto a pasar este. Después de uno de los Giros d´Italia más emocionantes, impredecibles y espectaculares de los últimos años, la agenda ciclista parece encontrarse huérfana. Las carreras, siempre emocionantes, raramente gozan de cierto prestigio y los rostros más conocidos del pelotón bien se esconden de cara al Tour o bien se toman un merecido descanso tras tan agotadores 21 días. Por suerte, y parece que queriendo hacernos más fácil la larga espera hasta la ronda gala, dos carreras sobrevuelan las dos primeras semanas de julio: la Dauphiné Liberé y el Tour de Suiza. Ambas poseen una gran trayectoria dentro del calendario internacional y ambas son año tras año el último gran simulacro antes del Tour de Francia.
Desde hace más de xx años, el también llamado Criterium Dauphiné, viene disputándose apenas unos días antes que la ronda helvética. Con un trazado siempre nervioso y espectacular, la carrera francesa recorre cada edición algunos de los rincones más bellos y hermosos de la zona alpina. Año tras año, puertos como el Mont Ventoux, la Croix de Fer o el Col d´Izoard aparecen en su recorrido. Para doblegarlos, algunos de los máximos candidatos al Tour de Francia se dan cita cada mes de junio.
En su historia reciente no han sido pocos los grandes momentos que ha deparado esta prueba. Las poderosas arrancadas de Lance Armstrong o la exhibición de Alejandro Valverde en las laderas del Ventoux son solo una pequeña muestra de lo que ha dado de sí esta prueba en los últimos años. Quizás el ejemplo más claro lo veamos en la edición del año pasado. El Dauphiné, una carrera llamada a ser una mera preparación para el Tour, se convirtió en 2014 en todo un campo de batalla. Con un Sky todopoderoso, Froome parecía controlar a un Alberto Contador ávido de atacar y de probarse a sí mismo. El hombre del Tinkoff lo probaba sin descanso pero Froome siempre respondía. Siempre, hasta la última etapa. Allí, una peligrosa escapada con nombres como Visconti, Nieve o Talansky ponía en jaque la carrera. El amplio número de corredores dificultaba enormemente a la escuadra de Brainslford recortar las diferencias con un Talansky que rozaba el liderato y la victoria final. Era entonces cuando Froome entraba en crisis. Sufría y Alberto era consciente. El inglés apenas podía seguir el ritmo que le marcaba Richie Porte y el madrileño decidía arrancar. A falta de casi 50 kilómetros Alberto estaba a casi 2 minutos de la cabeza. Una distancia demasiado grande hasta para él. Contador lo dio todo, voló en las bajadas y se desgañitó en la subida final, pero la victoria ya tenía dueño. Talansky, el joven corredor del Garmin, había corrido inteligentemente y ya nada lo podría parar. Contador estuvo cerca, a apenas 20 segundos, pero no lo suficiente para batirle en la general. Por su parte, Froome se diluyó y desapareció del top-ten.
En 2015 la carrera vuelve a gozar, sin duda, de un cartel de lujo. Froome regresa a la prueba que ya venció en 2013 para resarcirse de su fiasco en la pasada edición. Para el inglés será el último test-serio antes de su asalto al amarillo en París, tras verse obligado abandonar el pasado año por una doble fractura de muñecas. El del Sky no estará solo. Enfrente tendrá a quien venciera el año pasado ese Tour que él había soñado ganar. Vincenzo Nibali acude a la prueba gala con el objetivo de continuar con la magnifica campaña de su escuadra, el Astaná, y pulir, aún más, su estado de forma de cara a la Grand Boucle. Con la misma premisa partirán este domingo los que están llamados a ser los dos máximos exponentes del ciclismo español en esta edición: Alejandro Valverde y Purito Rodriguez.
Ambos regresan a la competición tras un magnifico inicio de temporada. El del Movistar, vencedor de tres etapas y un segundo puesto final en Catalunya y flamante ganador de la Flecha-Valona y de la Lieja-Bastoña-Lieja parte como uno de los favoritos a llevarse la victoria en una prueba que ya ha conquistado en dos ocasiones y cuyo recorrido se le adapta como anillo al dedo. Por su parte, Joaquim Rodríguez, enfoca esta segunda parte de la temporada de una manera completamente diferente a como lo hizo en el pasado año. El catalán acudió in extremis a la Grand Boucle tras haberse visto obligado a abandonar el Giro d´Italia por una dura caída que le propició un fuerte golpe en el codo. En esta ocasión, Purito buscará sin duda afinar un punto de forma que ya demostró con una soberbia Vuelta al País Vasco y una notable actuación las Ardenas con un tercer puesto en Lieja.
Si bien es verdad que faltan dos de los grandes favoritos a la ronda gala como son Alberto Contador o Nairo Quintana, sí que conviene tener en cuenta otros nombres como el del vigente campeón Andrew Talansky, el que fuera pódium el pasado año en París Jean Cristophe Peraud o quien portara en 2014 el maillot arcoíris, el portugués Rui Costa.
El RECORRIDO sin duda invita a la emoción, con una jornada inicial en la que los corredores deberán enfrentarse en seis ocasiones a la Cote du Villard, en la localidad francesa de Albertville y cuyo último paso se encuentra a tan solo 11 kilómetros de la línea de meta.
La segunda jornada llevará a los ciclistas desde Le Bourget du Lac hasta el Parc des Oiseaux Villars-Les Dombes. Por el camino un puerto de primera, el Col du Cuvery, pero demasiado lejos para incomodar a los sprinters de cara a una más que probable volata final.
Si aún no se hubieran visto movimientos importantes, la tercera etapa, servirá para marcar las primeras diferencias en la general. Una contrarreloj por equipos de casi 25 kilómetros llevará a los corredores hasta la localidad de Montagny. La etapa posee si cabe una mayor trascendencia pues sirva, muy posiblemente, como entrenamiento de cara a la contrarreloj por equipos que se disputará en la edición de este Tour de Francia 2015.
La cuarta etapa volverá a ser territorio de los sprinters. Con casi 230 kilómetros, esta será la jornada más larga y probablemente la más tranquila a esperas de las cuatro jornadas de montaña que la precederán.
Ya en la quinta etapa las cosas cambian. Varios puertos de segunda y tercera , pero sobre todo la subida al Col d´Allos de primera categoría servirá, sin duda, para endurecer la carrera antes de la subida a la estación de esquí de Pra-Loup, de segunda categoría.
Nuevamente, en esta sexta jornada, los corredores deberán enfrentarse a una nueva etapa de montaña. Como dificultad más reseñable conviene citar al Col du Rousset, de primera categoría y que servirá para seleccionar la carrera de cara al último duro repecho final en Villard de Lans.
Pero no será hasta la séptima etapa cuando los ciclistas se enfrenten a la que está considerada como jornada reina de esta prueba. Con las ascensiones al Col de Tamié, el Col de la Forclaz, el Col de la Croix Fry, la Cote des Amerands y la Buttaz, todos ellos de primera categoría, los favoritos deberán estar atentos a una jornada que se prevé frenética.
Y por si fuera poco, los valientes que quieran concluir esta dura carrera aún tendrán un duro escollo. Una jornada de casi 160 kilómetros con la ascensión final a Modane Valfrejus, un puerto de primera categoría y que, seguro, dictará sentencia de cara a la clasificación general.