Hoy parecía que iba a ser una jornada relativamente tranquila al ver lo que nos espera los dos próximos días, pero en este Giro de Italia nada es lo que parece, y de nuevo, volvimos a divertirnos. Jornada donde la calidad se impuso a la cantidad, con Philippe Gilbert (BMC) haciéndose con una etapa en la que ha demostrado lo gran ciclista que es, repitiendo triunfo en este Giro, y con Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) volviendo a demostrar que es el mejor ciclista de aquí a Tokyo cuando la carretera se pone para arriba.
Etapa de 170 kilómetros entre Melide y Verbania, con la trampa de la subida a un «puertaco» precioso como Monte Ologno en la parte final del día, cuya cima quedaba a unos 25 kilómetros de la meta, y que demostró ser totalmente decisivo. Hasta su comienzo, etapa «tranquila» con una «fuga bidón» de 12 hombres que llegaron a la ascensión con 12 minutos de ventaja sobre el pelotón encabezado todo el día por los hombres del Tinkoff-Saxo. Una fuga de galones, con 12 hombres de la talla de Rinaldo Nocentini (AG2R La Mondiale), Sylvain Chavanel (IAM Cycling), Chad Haga (Giant Alpecin), Davide Villella (Cannondale Garmin), Matteo Busato (SouthEast), Pieter Weening (Orica GreenEdge), Francesco Manuel Bongiorno (Bardiani-CSF), Maxim Belkov (Katusha), Kantastsin Siutsou (Sky), el propio Gilbert y su compañero Amael Moinard y nuestro español David de la Cruz (Etixx-Quick Step).
Precisamente, fue el español el que ya desde las primeras rampas empezó a seleccionar la escapada pudiendo aguantar su ritmo solo Siutsou, Bongiorno y Moinard, pasando por su cima con un minuto de ventaja sobre un grupo perseguidor de mucha experiencia formado por Gilbert, Busato, Nocentini y Chavanel. Pero la cima de este puerto tenía trampa, ya que coronarlo no era sinónimo de descenso, sino que durante varios kilómetros se sucedieron las continuas subidas y bajadas, y en ese terreno el segundo grupo se echó encima de los cuatro de cabeza. A 18 kilómetros cazaban, y precisamente era el momento en el que Gilbert lanzaba el ataque definitivo para jugársela, ya sí, en los kilómetros de descenso del puerto y llegar a Verbania con 47 segundos de ventaja sobre Bongiorno que hacía segundo, y que a su vez alcanzaba la meta con unos metros de ventaja sobre el resto del grupo encabezado por Chavanel que sería tercero, sumando otro puesto de honor el veterano francés, tras el segundo de la quinta etapa en Abetone. David de la Cruz finalizaba en una muy meritoria sexta posición, aunque sin duda con ganas de más, ya que había demostrado ser el más fuerte de la escapada en el puerto, evidenciando una vez más, que a pesar de no haber muchos españoles en este Giro (once), los que están son muy buenos.
Pero por detrás, también se había producido una preciosa batalla entre los hombres de la general, de nuevo con «algo de polémica» de por medio. En los kilómetros de aproximación al puerto, cuando, todo sea dicho, los Tinkoff-Saxo ya tiraban en bloque, Mikel Landa (Astana) tenía un problema con su rueda trasera que le hacía deternerse y perder la comba del resto de favoritos. Ante esta situación Alberto Contador decidía imprimir un fortísimo ritmo desde el comienzo del puerto que absolutamente nadie fue capaz de seguir. Por detrás los Movistar de Andrey Amador y Giovanni Visconti tomaban la responsabilidad mientras que los Astana poco a poco iban acercando a Landa a ese grupo donde sí estaba Fabio Aru. El vasco lograba, con mucho esfuerzo, engancharse a este grupo, pero el caballo del posible intento de atacar el Rosa se les había escapado, ya que Alberto en apenas 4 kilómetros ya les había metido más de un minuto.
Además, Alberto en la parte final, tras sufrir un pequeño percance con la cadena, era alcanzado por un Ryder Hesjedal (Cannondale-Garmin), que en este final de Giro está recordando a aquel que venció en 2012. Al pinteño le vino como anillo al dedo la ayuda del canadiense en esos kilómetros posteriores tan pestosos tras coronar, y más, cuando ambos alcanzaban al compañero de Hesjedal, Davide Villella, que se vació en los últimos 20 kilómetros de la etapa.
Al final Contador y Hesjedal llegaban a 6’05» de Gilbert, pero logrando meter 1’13» al grupo donde venían todos los demás hombres del top10 de la general. Sin duda, hoy ya sí podemos decir que Alberto ha ganado el Giro de Italia salvo desgracia, y lo ha ganado a lo Grande. Como es él.
Veremos si mañana, en una etapa interminable entre Gravellona Toce y Cervinia de 236 kilómetros y con tres puertos de primera en los últimos 80 de etapa, en los que se acumulan casi 3500 metros de desnivel, Alberto decide realizar otra exhibición, o bien los Astana buscan lograr lo que sería una auténtica machada. Terreno hay para ambas cosas.