Alexander Kristoff (Katusha) se ha impuesto, ante un impotente Niki Terpstra (Etixx), en el Tour de Flandes, consiguiendo el segundo monumento de su carrera deportiva tras la Milán San Remo lograda el año pasado. El noruego era el máximo favorito y no ha decepcionado. Ha controlado la carrera a su antojo y se ha hecho con una victoria que le mete de lleno en la historia del ciclismo.
El Tour de Flandes, para muchos la carrera más bonita y espectacular del año, ha transcurrido más o menos sobre el guión previsto. Sky, volcado en Thomas, que hasta el tramo final realizó una carrera perfecta, trató de controlar la carrera desde el principio. En el pelotón se notaba la ausencia de Boonen y Cancellara; la vigilancia era extrema y nadie se atrevía a dar el paso. Llegaba el Taaienberg, y salvo pequeños acelerones, no sucedía nada. Y lo mismo en el Kruisberg; salvo los cortes normales de los ciclistas que no podían permanecer con los grandes favoritos, nada. Pero llegó un parón que resultaría clave en el desenlace final de la 99º edición del monumento belga.

Kristoff y Terpstra, muy hábiles, saltaron del pelotón escasos metros después de coronar el Kruisberg, aprovechando un pequeño momento de parón que había en el pelotón. Ambos supieron compenetrarse y entraron en el Oude Kwaremont con medio minuto de ventaja. Geraint Thomas, sabedor de que se le estaba escapando la carrera, arrancó por detrás en el «viejo» Kwaremont y se llevó a rueda a Boom (Astana), pero apenas pudieron reducir la distancia con el dueto de cabeza; ambos terminaron siendo sobrepasados por Van Avermaet (BMC) y por Sagan (Tinkoff Saxo), que unieron fuerzas tras coronar la mítica cota belga, en pos de capturar al dúo de cabeza. Pasaban los kilómetros y Kristoff y Terpstra aguantaban e incluso añadían segundos a su ventaja sobre el resto de ciclistas. Se plantaron en el Pateberg, última cota de la carrera, con 25 segundos de ventaja. Tras coronar, las diferencias se mantuvieron, segundo arriba segundo abajo, iguales. Ya no quedaban más tramos adoquinados incrustados en muros que apuntaban al cielo. Por delante, algo menos de 12 kilómetros llanos que conducían a meta. Uno de los dos se llevaría la gloria.
Pero los siempre rebeldes Sagan y Van Avermaet no se daban por vencido y se turnaban para luchar contra el viento de cara tratando de reducir la ventaja, sin éxito, estabilizada entorno a los 20 segundos. Los kilómetros pasaban y Terpstra, sabedor de su desventaja al esprint ante Kristoff, comenzó a dar relevos de menor calidad. En el último kilómetro y medio, Terpstra se pegó a la rueda de su poderoso rival, y arrancó a falta de 300 metros. No pudo ni sobrepasar momentáneamente a Kristoff. El noruego se impuso con facilidad ante el holandés, logrando así la victoria en el segundo monumento de la temporada ciclista. Terpstra era segundo y Van Avermaet, que soltó a Sagan tras realizar un último kilómetro brutal, cerró el podio. Y tras Sagan, quinto en meta fue un sorprendente Benoot (Lotto), neoprofesional de 21 años que debutaba en la carrera flamenca.

Un año más, el Tour de Flandes no ha dejado indiferente a nadie. Una pena que tengamos que esperar un año para la siguiente edición de esta mítica clásica, que en 2016 parará a ser una carrera centenaria.