«La potencia sin control no sirve de nada», este era el eslogan de una conocida marca de neumáticos. Pues bien, lo que ha hecho grande a Marc Soler, es cuando un corredor tan potente como él, se descontrola. El catalán ha dado autenticas exhibiciones esta temporada, culminando fugas tras pasar más de la centena de kilómetros escapado.
Marc Soler comenzó el año siendo la gran sensación del Lehendakari gracias a sus victorias en Soraluze, Ereño y Estella. También se impuso en Urretxu, prueba del Euskaldun, cerrando marzo con 4 victorias en su casillero, un gran arranque de año precedido de una preparación en la que el ciclocross jugó un papel destacado. Ya en abril fue el mejor sub-23 en el prestigioso Memorial Valenciaga, que finalizó en 7.ª posición y a la semana siguiente fue parte de la selección española que disputó el Tour de Flandes sub-23, la Côte Picarde y el ZLM tour; todas ellas pruebas de la Copa de las Naciones. En el Tour de Flandes el catalán propuso al seleccionador entrar en la escapada para librar a sus compañeros de trabajar en caso de que se pusiera la carrera a contrapié. El catalán hizo lo pronosticado, y poco a poco fue dejando atrás a sus compañeros de escapadas hasta que fue cazado a 18 de meta, y esto sin tener experiencia sobre los adoquines. En las otras citas jugó un papel secundario. Debido a estos compromisos Marc Soler perdió el liderato del Lehendakari en favor de su compañero de equipo Jorge Arcas, que acabaría llevándose la general del torneo vasco.
En mayo el gran momento del corredor de Lizarte fue en la 3.ª etapa de la Vuelta a Bidasoa, cuando a 16 de meta atacó y consiguió ganarle el pulso al pelotón para llevarse la etapa por 1″ de margen sobre el grupo de velocistas. Completó el mes trabajando para su compañero Antonio Pedrero, que resultó vencedor de la Vuelta a Navarra. De ahí, su preparación estuvo enfocada al nacional. Hizo 2.º en Beasain y Bergara, ambas pruebas del Lehendakari, y en los nacionales consiguió el bronce en la crono y se vio obligado a retirarse en la ruta debido a problemas gástricos. Por aquel entonces ya sabía que sería parte importante de los seleccionados para disputar el Tour del Porvenir, así que tras Vuelta a Zamora decidicó parar un poco para prepararlo bien. Antes de ello, limpió una etapa en la ronda zamorana, como suele ser habitual, atacando desde lejos, en este caso a 70 de meta. La última parte de la temporada estuvo plenamente dedicada a los compromisos internacionales con la selección: Tour del Porvenir y Mundial de Ponferrada. En el Porvenir fue de menos a más, y a pesar de mostrarse activo buscando los cortes, no tuvo suerte y no pudo pelear por ninguna etapa. En Ponferrada el rol sería similar, y en la penúltima vuelta el catalán buscó dar la campanada, pero sus compañeros de fuga no estaban por la labor de colaborar con él, y su intentona fue rápidamente neutralizada por la selección australiana.
Era un año importante para Marc, ya que desde el año anterior el equipo Movistar había puesto sus ojos en el combativo corredor de Lizarte. A pesar de tener ofertas de otros equipos de la categoría, apostó por Lizarte y en agosto recibió la noticia de que sería parte del conjunto telefónico en 2014. Un paso más que merecido y que debe aprovechar tal y como están las cosas en el ciclismo nacional.