Cojamos un deporte al azar. Cojamos, sin ir más lejos, cualquier modalidad del ciclismo. Las féminas juveniles tienen sus competiciones, incluyendo, como es lógico, su Campeonato del Mundo y, en muchas ocasiones, su Copa del Mundo. Pero el ciclocrós…ay, el ciclocrós. El deporte del barro, el deporte del invierno, el deporte de los tablones y los pateos… la modalidad del ciclismo que probablemente más amable se haga a ojos del espectador, por su espectacularidad, ritmo y facilidad para seguir las carreras en los circuitos.
Pero no nos desviemos y volvamos al tema féminas juveniles. En carretera encontramos el Mundial, coincidiendo además en fechas y sedes con el resto de categorías desde 2011, y con participación de las corredoras que en unos años dominarán el ciclismo, como se demuestra con su palmarés. Además, los Campeonatos Nacionales en todos los países y carreras como la Chrono des Nations también son parte de un calendario UCI que, poco a poco, sale adelante. Cogemos la pista y esta es, probablemente, el más claro ejemplo de cómo hacer las cosas con las juveniles, con un UCI Ranking de cada categoría y modalidad, dignificando un deporte que, por desgracia, en España no es para nada mainstream. No lo es tampoco el BMX, modalidad en la que también hay clasificación mundial para las juveniles (clasificación en la que España, por cierto, ni aparece).
Pero el ciclocrós juvenil femenino no existe, son los padres. En ningún momento la UCI reconoce que las corredoras que ahora son del 97 y del 98 puedan tener sus competiciones, lo que las obliga a competir con élites en todo momento. Cierto es, claro, que hay juveniles que te salen tan buenas que dejan a algunas élites por detrás, como es el caso de la neerlandesa Yara Kastelijn, a la que entrevistamos hace cosa de dos meses, y que es seleccionada para las Copas del Mundo con el combinado neerlandés gracias a conseguir incluso podios corriendo con las pros. Pero por suerte o por desgracia, no todo el mundo puede ser Yara y las juveniles quedan en una situación de desigualdad que se intenta paliar con carreras solo para ellas (en países avanzados, como Bélgica, ojo), pero que en ningún caso reciben la consideración de carrera UCI.
La Unión Europea de Ciclismo incluyó en el programa de sus Campeonatos de Europa desde la pasada campaña la categoría «Women Youth», reservada a las corredoras sub-23 y juveniles. Unas sub-23 con nivel élite y unas juveniles que, una vez más, quedan descolgadas, salvo dos o tres que pelean por la victoria. ¿No habría tenido más sentido mantener a las sub-23 en el Europeo élite, creando una categoría «Women Juniors» que verdaderamente premiara a las más jóvenes? Pero bueno, algo es algo.
Mala situación del ciclocrós juvenil femenino a nivel internacional pero, por supuesto, muy mala también en España. Las juveniles toman la salida como un minuto después que las élites en la mayoría de Copas de España, no pudiendo medirse con las mayores por mucho que, alguna que otra, aguantaría en top 5 élite toda la carrera. Lo

mismo sucede en el Campeonato de España, en el que al no salir juntas no pueden ver su nivel real en una carrera que, recordemos, SÍ es UCI, por lo que según las normas mundiales deberían o correr completamente juntas o disputar pruebas absolutamente separadas, sin mezclarse. Y claro, las juveniles no salen en las clasificaciones UCI, pese a que lleven ritmo para estar muy arriba. ¿Apuestas de dónde podrían llegar las Duarte, Trabazo o García en el Nacional de Gijón corriendo, y apareciendo en las clasificaciones con élites? Bastante, bastante lejos. Carreras de 40 minutos durante toda la temporada, igual que las élites, por lo que saben lo que es estar ahí. Esto, por ejemplo, se hace en países nada malos en ciclocrós, como Suiza, en el que la campeona nacional élite es una tal Sina Frei, juvenil (de primer año cuando lo ganó, por cierto), y que ya acumula más victorias UCI con las élites aparte de ese Campeonato de Suiza.
Pero el problema no es, ni mucho menos, español. El fallo principal es el no reconocimiento por parte de la UCI de las juveniles, lo que lleva a las federaciones nacionales a tomar decisiones muy dispares que hacen que el ciclocrós juvenil femenino no exista, por mucho que se insista en que sí es así.