La historia de la humanidad ha sido moldeada a base de sangre. El mundo que tenemos es a base de muertes y guerra que han creado el mapa que tenemos hoy en día. Pero no sólo el mapa, también las costumbres, la cultura, la lengua… vienen marcadas por estos enfrentamientos de pueblos a lo largo de la historia. Actualmente hay guerras, pero distan de esas que en muy poco tiempo cambiaban las fronteras de un continente o del mundo entero. Estos conflictos tristemente se siguen produciendo, pero son independientes el uno al otro y no cambiarán el precursor de la historia. Si las grandes potencias han dejado de pelearse, es por esa arma letal a la que todos temen, ya que si se desencadenase una guerra de potencias sería el fin de la humanidad.
El ciclismo eternamente ha tenido batallas, las sigue teniendo, y las tendrá. La historia del ciclismo es una historia de conquistas a base del uso de métodos salvajes e indecentes. Se ha intentado castigar a estos insensatos pero cuándo se creía haberlos hecho entrar en razón, volvían a la reconquista con esos mismos métodos.
Hubo una vez, la de un español que conquistó Francia. Pero lo hizo con elegancia. Con autoridad, pero hacía concesiones a los autóctonos y a los extranjeros que se adentraban en sus dominios. Su reinado fue duradero pero lejos de caer mal, se hizo popular y aún es recordado en esas tierras que un día fueron suyas. Esa simpatía ha hecho que nunca nadie haya puesto en entredicho al conquistador más sospechoso que ha tenido Francia en toda su historia. Cuándo el rey cayó, tras una breve transición llegó otro rey. Lejos de parecerse al otro, no respetaba a nadie y pretendía siempre humillar al rival. La gente le tenía miedo y durante su reinado nadie se atrevió a abrir la boca, pero cuándo fue destronado la gente empezó a levantar cabeza. Al final, las víctimas de la conquista consiguieron lo que querían, nadie les devolvería su sufrimiento pero al menos consiguieron manchar el nombre de ese que un día les sometió.
Y así ha sido la historia del ciclismo, manchar el nombre del que un día te engañó y conquistó tus tierras. Pero esto debe cambiar. Siempre hemos querido erradicar el dopaje con todo tipo de controles y penas, todas en vano. ¿No es hora que cambiemos de método? Al dopaje hay que dejarle hacer, siempre ha habido y siempre habrá. No pretendas perseguir los tramposos cuándo encuentras el arma para darles caza, ya que siempre han sido más rápidos que tu y con esa arma tan sólo cazarás a los delincuentes de otra época. De nada nos sirve saber a día de hoy la verdadera identidad de Jack el Destripador. Lo que debemos hacer es encontrar esa arma letal que todos teman, a la que tengan miedo y respeto porque saben que de ella no pueden escapar.
Dejémonos de carreras absurdas, ya hemos perdido suficientes. Siempre serán más rápidos, pero no dejemos que sean más listos.