Por Iñigo Elosegui
Terminada la temporada 2013 tocaba descansar y recargar las pilas para empezar con la motivación necesaria un año en el que tenía depositadas muchas ganas e ilusiones. La preparación de dicha temporada comenzó en noviembre, con paseos por el monte y alguna que otra carrera por la playa junto a mi compañero de equipo Aritz Villanueva. En diciembre empezó la toma de contacto con la bicicleta; una salida semanal con la bici de montaña y, aprovechando el velódromo del que disponemos en nuestro club, un día a la semana de rodar con las bicis de pista e ir cogiendo poco a poco el tono muscular perdido durante el descanso, a lo que también ayudaron las sesiones de gimnasio, aunque tan solo fuera durante tres semanas. En enero empecé a usar la bici de carretera más regularmente, con tres salidas semanales de unos 40-50 kilómetros… ¡y con cada vez más ganas de empezar a competir! Febrero fue un calco de los entrenamientos que hice en enero, a excepción de que, los sábados, nos juntábamos todo el equipo en Trapagarán (lugar de donde es el club) y salíamos a dar una vuelta de unos 60-65 kilómetros para acostumbrarnos a las distancias que posteriormente deberíamos recorrer en competición. Además de eso, a finales de febrero se celebró el Campeonato de Bizkaia de pista, en el que logré mi primer triunfo como cadete de segundo año. La pretemporada llegaba a su fin y tan solo quedaba un pequeño pero importante detalle por definir: un objetivo por el que me hiciese ilusión pelear y que fuese factible lograr, aunque siempre sabiendo que ese objetivo era poco más que un sueño que me gustaría cumplir. Confieso que ese objetivo que tenía en mente era el de pelear por una medalla en el Campeonato de España de contrarreloj.
Comienzo pasado por agua
Llegó el día. El 1 de marzo se daba el pistoletazo de salida a la temporada de carretera cadete 2014 en Euskadi, con la Aiarako Bira como punto de partida. Era un día negro, diluviaba, y esa mezcla de nervios y ganas por comenzar la temporada me hacía retorcerme en el coche camino a la salida. Pistoletazo de salida y todos los nervios y pensamientos se quedaron en la línea de salida que no volveríamos a pisar. Resultó una carrera nerviosa y disputada, y logré llegar destacado a la línea de meta para adjudicarme la carrera y el maillot de líder. Bien, había comenzado la temporada de manera inmejorable, ¡esperaba un buen año lleno de sorpresas!

Terminé ganando tanto la general final como la general de la montaña de la Aiarako Bira, levantando los brazos en tres de las cuatro etapas. Hubo un gran nivel de participación, por lo que terminé muy satisfecho, pero mi forma (como la de todos) no era todavía ni mucho menos la mejor posible, y tenía ganas de seguir progresando y ver de lo que era capaz.
Se acerca el verano
Se acerca el verano, y con él, el sol, las vacaciones… y las carreras más importantes de la temporada. El año había ido muy bien hasta ese momento, y por fortuna siguió igual: gané el campeonato de Bizkaia tanto de ruta como de contrarreloj y me hice con la victoria en el Campeonato de Euskadi de ruta. Pero lo más alucinante llegó el día 15 de junio, cuando la selección de Euskadi nos llevo a diez cadetes a correr una etapa de la Vuelta a Álava de juveniles y, contra todos los pronósticos e incluso contra nuestros propios pensamientos, arrasamos. Hicimos un carrerón de 10, en parte porque los «mayores» no nos veían como un problema y nos podíamos mover con libertad. Nuestro compañero Mikel Arregi se pasó media carrera escapado, gran parte en solitario, y se hizo con el premio de la montaña. Aitor Zurdo estuvo muy atento para meterse en los cortes de última hora y así llevarse las metas volantes. En el último puerto de la carrera, a 2 kilómetros de meta, tres corredores juveniles y yo logramos abrir hueco respecto al grupo para al final sorprenderles al esprín y hacerme con la victoria. Sensación indescriptible. Y no solo eso, sino que también ganamos la clasificación por equipos gracias al trabajo de todos los compañeros y a las meritorias 7.ª y 9ª plazas de Jokin Alberdi y Jon Ander Musitu, respectivamente.

El punto culminante de esta temporada llegaría el primer fin de semana de julio, en los Campeonatos de España disputados en Jaén. Me tocaba, además de en la prueba en línea, participar en la contrarreloj individual. Me habían prestado una bici de crono (que ni siquiera era de mi talla) dos semanas antes de los Campeonatos, por lo que había tenido poco tiempo para adaptarme a ella, pero suficiente al fin y al cabo. Llegó el día. El resto de los chicos corrían la contrareloj por equipos, por lo que me había quedado solo en el hotel con mis compañeras de selección Nekane y Maddi. Estábamos nerviosos pero confiábamos en hacerlo bien, y sabíamos que podíamos. Salimos dirección al circuito y nos dedicamos a ver las cronos por equipos tanto masculina como femenina. Se acercaba el momento de la verdad y tocaba centrarse en calentar bien para comenzar la crono con la «patata» y las piernas preparadas. La crono pasó rápida, pero fue insufrible. La recta de meta picaba para arriba y hacía un viento enorme que hasta tiró las vallas. Sentía la necesidad de bajarme de la bici, las piernas me ardían como nunca antes, pero fue entonces cuando levanté el culo del sillín y me puse a esprintar con todas mis fuerzas. Entrar a meta y desplomarme. Había corrido con fiebre debido a unas heridas en la boca, y me había dado un golpe de calor durante la crono, me encontraba fatal. Estuve un rato vomitando en el suelo, cuando entonces escuché que había cruzado la línea de meta el último participante y que el ganador había sido yo. Me emocioné mucho y empecé a llorar, pero rápidamente tuve que prepararme para subir al podio a por el premio. La gente venía a felicitarme, y me daban la mano o me abrazaban. Agradecí mucho esos ánimos. Tocaba descansar para al día siguiente disputar la prueba en línea. Pero no hubo suerte, y a falta de 5 kilómetros a meta, cuando rodaba en el grupo de cabeza, me empezaron a dar calambres causa de la deshidratación y me fue imposible continuar. Aun así fue la mejor experiencia de mi vida y me gustaría agradecer a todos los compañeros y técnicos de la selección los buenos ratos que me hicieron pasar.

La última semana de julio se disputaban los «Tres días internacionales de Txuma», una de las carreras más importantes del panorama nacional y que no pude disputar en condiciones debido a una infección vírica en la boca que me tuvo toda la semana en cama y sin poder comer nada que no fuesen caldos. A pesar de ello me vine arriba con el paso de las etapas y logré concluir 3.º en la tercera y última etapa para así subir al podio e irme con un buen sabor de boca después de todo.
Más que necesario descanso
Dicen que el descanso es tan importante como el entrenamiento. Pues con esa mentalidad me tomé yo las vacaciones de un mes en La Manga (Murcia). Relajarme y disfrutar de la playa, el calor y los amigos me vino muy bien para desconectar un poco y hacer un punto y seguido en la temporada. Pero eso sí, la bici se vino conmigo de vacaciones.
Salía entre dos y tres días a la semana, y tuve la suerte de encontrar un grupo de personas de la zona que salían en bici y que además eran muy amables, con el añadido de que Alejandro Valverde se encontraba entre ellos y me hizo mucha ilusión poder compartir kilómetros junto a él. Nos íbamos juntando gente de diferentes sitios y al final formábamos la grupeta más grande que jamás haya visto, de unos doscientos y pico ciclistas, entre los que además de Alejandro se encontraban más ciclistas profesionales como por ejemplo Luis Leon Sánchez.
El único pero que se le puede poner a este descanso es que, a principios de mes me empezó a doler la parte trasera de la rodilla y resultó ser tendinitis, una tendinitis que ya me acompañaría hasta final de temporada.
Final de temporada

Volvemos a la competición. Mientras la mayoría de corredores se habían pasado todo agosto compitiendo y tenían ritmo de competición, a mi me iba a tocar sufrir para coger de nuevo ese ritmo. Y sufrí, como siempre, pero las sensaciones fueron muy buenas, tan buenas que me permitieron ganar las últimas tres carreras de la temporada y terminar el año como lo empecé, alzando los brazos.
Me gustaría recalcar el mérito que tuvieron todos y cada uno de los corredores que participaron en la última carrera del año, en Berriatua. Llovió como si nunca antes hubiera llovido, no creo recordar haber visto tal diluvio nunca antes en mi vida, y eso sumado a la dureza del recorrido hizo que se rompiese completamente la carrera y llegásemos de uno en uno a la línea de meta. Fue realmente una de esas cosas que no se olvidan.
Y llega 2015…
Ahora, con la temporada 2014 recién acabada, solo pienso en descansar y recuperar las fuerzas gastadas durante esta temporada, aunque ya empiezo a pensar cómo será y a planear la temporada 2015.
En principio voy a hacer las mismas cosas que la pretemporada del año pasado para preparar mi primer año de juveniles, pero como ya digo, seré juvenil, y habrá que subirle un puntillo de intensidad y kilometraje a los entrenamiento para poder estar al nivel del resto o por lo menos cerca. No me marco de momento ningún objetivo específico, ya que este primer año quiero dedicarme a disfrutar de la bici y darlo todo en cada carrera sin ningún tipo de presión, aunque sí que me gustaría hacer un buen papel en la Bizkaiko Itzulia, la carrera de casa y además importante a nivel internacional. Lo que tengo claro es que el principal objetivo del año serán los estudios, cosa que no se puede descuidar por nada del mundo ya que es muy importante para el futuro.
Me gustaría acabar este texto agradeciendo los ánimos y el apoyo a toda la gente que ha estado conmigo durante toda la temporada: los familiares y amigos que han estado viéndome en todas las carreras que han podido, los compañeros y directivos del equipo Trapagarán-Autonervión (Directiva: Josu Gonzalez «Hierro II», Ignacio Salmón, Markel Mendiola y Aritz Gil. cadetes: Erik, Alvaro y Endika. Juveniles: Gaizka, Andoni, Aritz y Gorka) con los que he pasado un gran año y me llevo muy bien, los compañeros de selección con los que pasé un grandísimo Campeonato de España y espero algún día se vuelva a repetir junto a ellos, e incluso a los compañeros de pelotón, todos aquellos con los que he disfrutado del ciclismo y las carreras esta temporada y con los que, al contrario de lo que pasa en la mayoría de deportes, me llevo genial. Y sin olvidarme de la gente que, como vosotros, da cobertura al ciclismo y lo apoya en todas sus categorías. Os merecéis un enorme GRACIAS porque sin vosotros no habría ciclismo.
Por último quiero aprovechar estas líneas para mandar a Jon Ander Musitu un abrazo y desearle una pronta recuperación, ya que sufrió una lesión hace apenas tres semanas y es uno de los mejores amigos que me ha regalado el ciclismo. ¡ÁNIMO!
marce elosegui