Nacho Pérez sigue dando pasos hacia el profesionalismo, y a sus 24 años le quedan pocas cosas que demostrar. Corredor con buena punta de velocidad, que ha demostrado gran habilidad para superar repechos y una muy buena consistencia física, con una condición de fondista rara de encontrar en corredores de su perfil. El corredor de Navaluenga ha sido uno de los pilares del Gomur cántabro este año, complementándose a la perfección con Mikel Bizkarra.
La temporada no comenzó del todo bien para Nacho, ya que en Don Benito una discreta actuación le alejaba de los mejores en la Copa de España, su primer objetivo del año. En Aitzondo sacó todo su carácter y pese a ir en cabeza en los últimos kilómetros, unos calambres le relegaron a la 3.ª posición. A la semana siguiente en la prueba de Macario por fin pudo desquitarse llevándose la clásica, una importantísima victoria que le situaba 5.º en la general de la competición. El mes de abril no iba a ser el más recordado por Nacho, ya que sus actuaciones en el Trofeo Guerrita (24.º), el Memorial Valenciaga (31.º) y el Memorial Momparler (34.º) le dejaron sin opciones de luchar por la general de la Copa de España. Con una 19.º posición en Legazpi y una gran 10.ª posición en Torredonjimeno concluía su paso por la competición, en la que finalizaba 10.º en la clasificación general.
Tras este primer varapalo, Nacho se centraba en la segunda mitad de la temporada, sabedor de que debía ser más regular si quería encontrar esa oportunidad que todo corredor amateur busca. En Lugo estuvo en el top-5 en dos de las tres etapa que se disputaron, estando la etapa restante al servicio de Bizkarra, que luchaba por la general. En Volta a Coruña también estuvo en la lucha por alguna que otra etapa, aunque su rendimiento estuvo por debajo del mostrado en la otra ronda gallega.
Posteriormente llegó un bloque de clásicas, y Nacho volvió a mostrar su mejor versión. 3.º en Aguilar de Campóo pudo desquitarse a las dos semanas en el Euskaldun, y aunque en Murgía fue superado por Imanol Estévez en línea de meta, el de Gomur pudo al día siguiente en Salinas imponerse por delante del propio Estévez y Bagües. Tras ello vimos a Nacho en Zamora justo antes de ir a León, la que sería su gran vuelta de la temporada. En todas las etapas en línea no se bajo del top-10, salvo el día de San Isidro -etapa reina- que finalizó 12.º. Gracias a esto se situaba 2.º a 18″ del líder a falta de la crono final, crono en la que dejó patente su margen de mejora cediendo más de un minuto con el líder, aunque aguantando esa 2.ª plaza en la general.
Tras ello vino una nueva etapa difícil, esta vez por motivos ajenos a Nacho. Un virus en Vuelta a Ávila y una caída en Toledo mermaban sus opciones en ambas carreras. No obstante, en Toledo consiguió limpiar la última etapa. De ahí a Cantabria, dónde no se bajó del podio en ninguna de las etapas, finalizando 2.º en la general y Valencia en la que de nuevo una caída hizo que se le cruzase la carrera. El corredor de Gomur cerraba su temporada con un 2.º puesto en Alsasua y dar al palo en Volta a Galicia, dónde el local José Antonio de Segovia le privaba de la victoria de etapa.
En definitiva, un año muy regular, destacando en todo tipo de terrenos y que quizás pudo ser mejor pero la mala suerte se cebó en varias ocasiones con el corredor Navaluengo. No obstante, ha demostrado a sus 24 primaveras estar preparado para el profesionalismo. Él poco más puede hacer.