Nos situamos en 2010, en Geelong (Australia), a 75 kilómetros de Melbourne. Una fecha: 2 de octubre. Madrugada española, tarde australiana, el Mundial de fondo en carretera femenino se disputa en esa localidad del estado de Victoria. 6 kilómetros a meta. Las favoritas en el grupo cabeceo, previendo que se jugarán la victoria al esprín. Atacan a duo Nicole Cooke y Judith Arndt. Por detrás no hay entendimiento. Último kilómetro, británica y germana parece que tienen la carrera hecha, pero el ritmo en el grupo perseguidor hace que sean cazadas a 100 metros para el final. Con el esprín lanzado, no hay forma de prepararlo. Marianne Vos es la primera en saltar, con Emma Johansson a rueda. La neerlandesa, involuntariamente, se va escorando hacia las vallas. La sueca lleva más ritmo y huele a campeona del mundo. Horror. Un espectador asomado a las vallas estampa su cámara de fotos en la cara de Johansson, impidiéndole lograr el oro. Giorgia Bronzini, esprintando por el medio, logra ahí su primer Mundial. Vos segunda y Emma tercera. Por una cámara. Agónico. Triste. La suerte del Mundial.
Llega 2011 y poco tiene que hacer la buena de Emma en ese Campeonato del Mundo. Uno de los Mundiales más llanos que se recuerdan, con un final perfecto para la vigente campeona Bronzini que, cumpliendo su papel de favorita, logra su segundo arcoíris por delante, de nuevo, de Marianne Vos. Pese a no ser su Mundial, Johansson lo tenía para hacer un puesto mejor que el 14.º en el que finalmente concluyó, porque se vio cerrada en varias ocasiones por una corredora alemana.
En 2012 no fue tampoco su año en el Mundial, esta vez por perder los cortes buenos, terminando novena a 4:37 de Vos, que por fin lograba su segundo titulo. Pero 2013 era EL año. Terminó número 1 en el UCI Ranking y quería sumar el arcoíris al palmarés de ese año, que ya incluía dos de las grandes: Bira y Thüringen. Vos atacó subiendo, soltó de rueda a Emma y a Rossella Ratto y, bajando, amplió su margen para acabar entrando a meta ella sola con tiempo para celebrar. Johansson, segunda. No hubo mala suerte esta vez, simplemente no fue la más fuerte.
Y llegaba 2014. Uno de los Mundiales que con más ansia esperaba la sueca, por correr en Ponferrada, a pocos kilómetros del País Vasco, donde se le dio su primera oportunidad como profesional y donde conserva grandes amistades a las que, por desgracia, solo ve en la Bira. Carrera con una tensa calma hasta la última subida al Mirador, donde la de ORICA-AIS se cansa de esperar y ataca, sabiendo que un movimiento de Vos en la bajada sería fatal para sus opciones. Pese a ese demarraje, no logra soltar a Vos, a Lizzie Armitstead y a Elisa Longo Borghini. Pero no quiere una medalla más, quiere el oro, quiere el arcoíris. Sabiendo que no es su punto fuerte, ataca bajando a la mismísima Marianne Vos, que gana más carreras bajando que subiendo. Saca de rueda al trío que iba junto a ella, pero en el llano se produce el reagrupamiento. Sin tiempo para lamentos por ser cazada, busca el oro de nuevo. En el esprín masivo vence Pauline Ferrand-Prevot, con Lisa Brennauer segunda… y Emma tercera. Su tercera medalla mundialista, algo al alcance de muy pocas… pero algo que no le basta. Richmond la espera con un arcoíris. ¿Lo logrará por fin?
Foto © GETTY