Etapa totalmente de transición. Si tenéis planes para este día ni se os ocurra cancelarlos por poneros delante de la tele a ver el Tour. Para los que no tengan nada mejor que hacer, no sea día de piscina o playa o simplemente disfrutéis más de una bicicleta que de un buen helado tirado en una tumbona, os encontraréis con una etapa maratoniana de casi 210 kilómetros que seguramente se decida al sprint, a no ser que el pelotón se duerma y puedan permitir una fuga bidón que no ponga en peligro ninguno de sus integrantes absolutamente nada de la general. El único aliciente aparece con una cota de cuarta categoría situada a menos de 15 kilómetros de la meta y que puede animar a alguno a moverse, pero no parece que sea suficiente para ello. Lo dicho, que disfruten de la siesta.