Puedo contar con los dedos de ambas manos los Tours que he visto ya no para disfrutar, sino de forma crítica e intentando analizar lo que ocurría en carrera: por qué tiraba un equipo, por qué se escapaba cierto corredor o por qué de repente colaboraban dos ciclistas que a simple vista eran rivales y tenían intereses opuestos.
En esta línea, la primera semana del Tour de Francia 2014 nos ha dejado hasta tres etapas en las que la táctica de los ciclistas y los equipos ha sido clave. Hemos visto situaciones muy delicadas que han provocado cambios de líder, o que han propiciado que un corredor consiguiese grandes beneficios de cara a la general.

Analizaremos en primer lugar la etapa del pavé. La etapa que hasta ahora nos ha dejado las mayores diferencias entre los aspirantes a subir al podio de París. No hay duda de que Vincenzo Nibali (Astana), líder destacado e indiscutible hasta el momento, hizo méritos en aquella etapa para conseguir esos dos minutos de margen que ayer consiguió incrementar. Pero lo que a mí me parece más importante fue la presencia de dos o tres compañeros a su lado durante todos los tramos adoquinados. El equipo filtró en la escapada a Lieuwe Westra, ciclista clave cuando comenzó la ofensiva de Nibali, y que aguantó muchos kilómetros haciendo un trabajo magnífico para mantener e incrementar la ventaja de su jefe de filas. El hecho de que Westra estuviera en esa fuga (y su gran forma física, que le están mostrando como un gregario muy importante para Nibali) significo para los favoritos una desventaja más. Ellos tenían a un número reducido de compañeros, mientras que el amillot amarillo se encontró en su decidido camino hacia Arenberg a un ciclista que se exprimió al máximo. De libro, tener a un compañero de equipo en la escapada del día cuando se disputa una etapa importante. Pero no vale con eso, además tiene que ser un ciclista en buena condición y que no haya gastado demasiado. En conclusión, una jornada redonda tácticamente perfecta para Astana.

El segundo día en el que vamos a centrar nuestra atención es el de la «fuga bidón» de Gallopin y Rolland. La etapa con final en Mulhouse coronó a Tony Martin tras una exhibición, pero también permitió a los dos franceses de Lotto Belisol y Europcar (respectivamente) recuperar 5 minutos en la general. Gallopin consiguió así vestir durante una jornada el maillot de líder. Lucir esa prenda durante el 14 de julio, día de Francia, tuvo además un significado especial. Pero lo que quería analizar aquí fue el movimiento de ambos corredores, que en un gran corte depositaron sus esperanzas de cara a los objetivos que tenían planteados. Europcar filtró hasta a cinco corredores, que fueron en gran medida responsables de alcanzar tan elevada renta respecto a los favoritos. Gallopin dejó hacer y se aprovechó de la situación, colaborando al final para asegurarse el premio. Un movimiento que, si no fuera por la dura etapa de ayer, podría haber tenido sus consecuencias. Pero es que las exhibiciones pasan factura. Y tanto Gallopin como Rolland se dejaron ayer en la meta de la Planche des Belles Filles más de 4 minutos. Casi tanto como habían ganado el día anterior.
Ahora bien, de cualquier manera creo que la decisión de intentar volverse a meter en la general es digna de aplaudir, y su ambición nos dejó un bonito espectáculo. Ojalá se repita a lo largo de la carrera, ahora que parece que todo está de cara para Nibali.

Por último, brevemente, ya que no llegó a tener repercusión alguna en cuanto a la general, hay que mencionar el intento de ayer de Omega Pharma – Quick Step. Después de la paliza de Tony Martin para conseguir la victoria en la etapa 9, ayer de nuevo tiró durante casi 100 km para intentar volver a meter en la lucha por la general a Kwiatkowski. Pese a que logró mantener el pulso con el pelotón, finalmente no fue posible para el polaco escalar puestos. De hecho, perdió tiempo con respecto a los aspirantes al podio. Pero el movimiento del equipo belga, en parte debido al parón por la caída de Alberto Contador, nos dejó un momento de duda sobre lo que podía pasar. Personalmente, me acordé del día en que Flecha y Hoogerland fueron atropellados por un coche de la organización y Voeckler sacó un enorme provecho de la situación, para acabar siendo cuarto al final de ese Tour de Francia 2011. Podría haber pasado…
En resumen, estamos disfrutando de un Tour precioso, en el que los movimientos tácticos nos plantean un espectáculo emocionante. Esperemos que la dinámica continúe durante las dos semanas que aún restan de ronda francesa, y que los ciclistas, actores de esta película, tengan fuerza para seguir moviendo la carrera.
Foto destacada: YOAN VALAT – © AGENCIA EFE