Desde que hace unos meses supimos que el joven colombiano de Movistar, Nairo Quintana, no iba a disputar el Tour para centrarse en el Giro (con el consiguiente «enfado» del propio corredor) e ir con galones de líder por primera vez al comienzo de una gran vuelta por etapas, todos dábamos por hecho que la ronda transalpina tenía un claro favorito para 2014, y ese era sin duda él.
Pero tras dos jornadas de descanso y nueve etapas, Nairo se encuentra clasificado en novena posición de la general a 1’45» del líder y uno de sus máximos rivales ya de partida, el australiano Cadel Evans. Demasiada diferencia para el terreno por el que se ha transitado, un terreno donde además hasta el momento seguramente el de Movistar tuviera más que ganar que el propio Evans. En su defensa señalar que el infortunio ha estado con él en estas últimas semanas, y por razones ajenas tanto antes como en la propia prueba italiana, le han marcado para manejar estas diferencias. Antes del comienzo del Giro, Nairo tenía en la Vuelta a Asturias su test, y por motivos económicos la prueba dió a conocer una semana antes de su comienzo que no podría salir adelante, dejándole seguramente falto de competición al comienzo del Giro (aunque por otro lado el año pasado en el Tour estaba ante una situación pareja y ya vimos todos el nivel que mostró). Ya dentro de la carrera, la «macrocaída» de la sexta etapa también marcó al colombiano, haciéndole perder un tiempo valioso con el que ahora mismo es el líder, además de las magulladuras que sufrió en sus carnes, que seguramente hayan mermado en algo su condición física.
Una crono por equipos levantó el telón del Giro en Belfast, donde sin duda el conjunto telefónico es a día de hoy uno de los máximos exponentes de dicha especialidad a nivel mundial, y que contaba en su formación con ciclistas muy autorizados en la materia como Jonathan Castroviejo o Adriano Malori, pero no le fueron bien las cosas para los intereses de su líder, ya que en meta se dejaron 55″ con respecto a la escuadra triunfadora, el Orica de Matthews, Tuft o Weening que han completado una primera parte del Giro sublime. A lo que habría que añadir el tiempo que se dejó, y esto ya más preocupante, con equipos donde Nairo sí encontraba rivales directos, como el Omega de Urán con el que cedió 50″ o los 48″ que ya perdió con la actual Magglia Rosa del BMC. Como digo demasiado tiempo para las expectativas de un equipo que tendría que haber estado en la pomada, y en un recorrido que apenas tuvo exigencia y distancia como para tanto.
Pero la cosa no quedó ahí. A la vuelta de tierras irlandesas donde todo se dilucidó en sucesivos sprints, la cosa ya se ponía más seria en Italia. Hablar de seriedad en Italia es hablar de montaña, mucha montaña. Y es ahí donde Nairo explota su mayor cualidad. El escarabajo demostró en 2013 ser el mejor escalador del momento, descubriéndose en un Tour de una estratosférico Froome ante el cual el colombiano fue capaz de dejar en evidencia en algún momento de la carrera, sin mencionar que junto con Purito fueron los dos corredores más combativos de la Grande Boucle, ya que a la mínima que tenían una oportunidad los dos intentaron poner en aprietos al británico en todo momento.
Con estos precedentes todos pensábamos que en esta semana de Giro volveríamos a ver algo semejante. Cuatro etapas con final en alto, si bien es cierto que salvo la meta situada en la octava etapa en Montecopiolo, el resto quizás no tuviera la entidad necesaria para sobresalir demasiado, aunque sí para dejarse ver. Pues nada más lejos de la realidad, ni en Viggiano, ni en Montecassino el pequeño colombiano se mostró, aunque todo sea dicho, ya que él fue uno de los muchos corredores que se vio involucrado en una multitudinaria caída en las postrimerías del inicio de la última ascensión, y dando gracias además de no tener consecuencias graves para él, como sí que tuvo con nuestra esperanza española, Joaquim Rodríguez, que no tuvo más remedio que abandonar la carrera con varias costillas tocadas y un dedo roto. Para empeorar las cosas para los intereses de Nairo, el único corredor que logró salvarse de la montonera fue Cadel Evans, que en meta aventajaría al grupo de grandes favoritos donde él se encontraba en 49″, por lo que el tiempo perdido en la general con respecto al corredor aussie ascendía a 1’47». Como decía al principio, demasiado a estas alturas de la carrera.
Debido a esto, quizás aún más los aficionados españoles hemos esperado con ahínco el resurgir del colombiano en las dos etapas de alta montaña del fin de semana, ya que como líder del único equipo de nuestra tierra y además siendo castellano parlante, sea el mayor referente con opciones de victoria que tenemos en la Corsa Rosa. Pero no ha sido así. En Montecopiolo ha sido el único día donde sí le vimos mostrándose un poco más, llegando a la línea de meta en cuarta posición recortando en dos segundos su desventaja con Evans, aunque echamos de menos algún movimiento suyo más lejos de la línea de meta en un puerto de entidad con rampas muy favorables a sus características. Al día siguiente en un terreno más suave como Sestola, el colombiano dio la sensación que demasiado tuvo con aguantar con los mejores, no saliendo al ataque de un Pozzovivo que demostró que a Evans se le puede recortar tiempo, pero no estando rápido ante el posterior movimiento de hombres como Kiserlovski o Urán, a los que sí respondió raudo el líder de la carrera, costándole llegar a sus ruedas bastante más a nuestro protagonista que había declarado un día antes que «las piernas no me van demasiado bien».
Esperemos que esta haya sido una mala semana. Una semana en la que le ha costado un poquito más cogerle el pulso a la carrera y que además ha tenido el infortunio de verse en medio de una caída que le ha dejado algo tocado, pero de la que estamos convencidos y esperamos que se haya repuesto sin problema. Todos somos conscientes del potencial que tiene Nairo, que está con muchas ganas de demostrar el corredorazo que es, y que además cuenta con el aliado de Alpes y Dolomitas de su lado. Su mayor prueba de fuego llegará el jueves con la crono individual donde deberá defenderse con uñas y dientes del envite que llevará a cabo Evans para alejarle lo máximo posible, pero si no fuera mucha la desventaja y con todo el terreno hacia arriba que aún resta en este Giro, no estaríamos hablando de distancias insalvables, aunque si estos primeros nueve días estuviésemos en una diferencia que rondara el minuto como sucede con Urán o Majka, nuestro convencimiento de las aspiraciones del colombiano serían mucho mayores. Eso sí, con poder volver a ver sus continuos ataques y su ímpetu para conseguir la victoria nos daríamos por conformes. Deseamos con todas nuestras fuerzas volver a ver al mejor Nairo, y por qué no, gritar todos en favor del espectáculo, «¡qué viva Colombia!».