¿Quién podría vaticinar en los países asiáticos, allá por el año 2000, que 14 años después tendrían pruebas ciclistas de máximo nivel? La respuesta es sencilla, a la vez que contundente, nadie. El ciclismo en Asia no es cosa de un día, muchas pruebas empezaron a disputarse en los últimos años del siglo pasado, carreras como la Japan Cup, el Tour de Langkawi o el Tour de Hokkaido, pero ninguna llegando a ser de primera categoría mundial. En la actualidad, poseen una prueba del calendario UCI World Tour, el Tour de Beijing, y otras pruebas .HC, como Tour de Hainan o Japan Cup. A continuación vamos a analizar el inicio del ciclismo en el continente asiático.
Las primeras carreras
La primera prueba fue el Tour de Azerbaiyán (Irán), en el Azerbaiyán meridional, que empezó a rodar en 1986. Su primera incursión en el profesionalismo fue en 1999. Los dos años posteriores volvió a la categoría amateur, aunque en 2002 volvería a ser prueba profesional. Tras un nuevo descenso de rango, volvió en 2004 al calendario profesional para quedarse. Siempre estuvo en el último peldaño del profesionalismo, lo que ha propiciado que la mayoría de los vencedores hayan sido corredores iraníes, Ghader Mizbani y Ahad Kazemi ostentan el trono con 5 victorias, pero cabe destacar la victoria en 2012 del sevillano Javier Ramírez Abeja. En el año 2013 cambiaron de nombre para ser actualmente conocidos como el Tour de Irán. Esta prueba no ha de confundirse con el Tour de Azerbaiyán, lanzada en el 2012.
Otra de las pioneras en Asia fue el Tour de Hokkaido, que surgió en el 1987, pero que hasta el 1999 no se consideró como profesional. La prueba nipona, que se disputa en la isla de Hokkaido, lleva disputadas un total de 27 ediciones, 12 de ellas en categoría amateur. A partir de 1999, quedó encuadrada en la categoría 1.5, última del profesionalismo. Cuenta con vencedores principalmente del país del sol naciente (Takashi Miyazawa o Miyataka Shimizu, entre otros), aunque destacan los vencedores de las ediciones de 2011 y 2012, Miguel Ángel Rubiano y Maximiliano Richeze, respectivamente.
El expansionismo del ciclismo en Japón quedó patente cuando surgieron el Tour de Okinawa y la Japan Cup, en 1989 y 1992 respectivamente. El Tour de Okinawa, como las dos pruebas analizadas anteriormente, no entró en la categoría profesional hasta el 1999, situación que no ocurrió con la Japan Cup, que ya desde su creación fue una carrera profesional, siendo la primera prueba asiática en adquirir esa importancia. El Tour de Okinawa fue siempre de un día, hasta que en 2008, como muestra del crecimiento del ciclismo en el continente asiático, se convirtió en una prueba de dos días. En sus años de evento profesional, ha estado enmarcada en la última categoría, y, a pesar de que la mayoría de victorias son de ciclistas nipones, se ha visto como ciclistas de otros continentes comenzaron a poner su punto de mira en Asia. Así lo demuestra los 3 segundos puestos de ciclistas españoles (Guillem Muñoz en 2001 y 2003 y José Toribio en 2013) o las victorias de los australianos Paul Redenbach (2002) y Thomas Palmer (2012). En la Japan Cup la historia ha sido distinta, su fortuna de haber estado siempre en el profesionalismo y su constante crecimiento, hasta alcanzar la categoría 1.HC en 2008, ha permitido que los vencedores tengan mucho más nombre. Ciclistas como Claudio Chiapucci, en 3 ocasiones, Damiano Cunego, en 2, o Iván Basso, han alzado los brazos en tierras niponas.
La eclosión definitiva del ciclismo en el continente asiático fue a finales del siglo XX, cuando surgieron carreras como el Tour de China (1995), el Tour de Langkawi (1996 y una de las pruebas por etapas más importantes en Asia), el Tour del Mar de la China Meridional (1996), la Vuelta a Japón (1996), la Jelajah Malaysia (1999), etc.
La consagración del ciclismo de élite en Asia
Las carreras ya estaban creadas, ahora había que llegar al máximo nivel. La UCI quería una expansión del ciclismo y el mercado asiático ansiaba la llegada del deporte de las bicicletas para poner en el escaparate sus propias marcas. Con la creación de los Circuitos Continentales de la UCI en 2005, Asia tuvo un calendario “propio” y ya empezaron a entrar las primeras carreras de nivel mundial: el Tour del Lago Qinghai y el Tour de Langkawi obtuvieron la máxima calificación posible de estos circuitos, .HC, lo que permitía que equipos Pro Tour acudieran a esas pruebas y se consiguiera el objetivo. En el 2008, una nueva carrera entró en la puntuación de .HC, la ya mencionada Japan Cup.
Pero aún quedaba dar el paso final, llegar a la cima. En 2009 una nueva cita del calendario chino obtenía el nivel máximo en el Circuito asiático, el Tour de Hainan. Y por fin, llegaron a la cumbre. La UCI se dio cuenta de que necesitaban una carrera de nivel World Tour en Asia y se encargaron de crear el Tour de Pekín en 2011. Primera prueba de máxima categoría en el continente asiático. Pero ahí no acaba la expansión, pues en 2012 el Tour de Catar y el Tour de Omán, ambas organizadas por ASO, fueron también catalogadas como pruebas .HC.
Máximo nivel en las carreteras
Las carreras no sólo eran de máxima categoría por su calificación, sino también por el nivel de participación. Es difícil ver en el principio de temporada o a finales de año, donde están encuadradas las carreras asiáticas, duelos de las máximas estrellas del panorama mundial, pero éstas citas están marcadas en rojo por más de uno. En carreras como el Tour de Omán o el Tour de Catar, propicias para los sprinters, se ven duelos difícilmente repetibles a lo largo del año. En la carrera que habría el calendario asiático, el Tour de Catar, se dejaron ya ver los Usain Bolt del ciclismo. Boonen (2), Greipel y Demare (1), salieron con victorias bajo el brazo, pero otros grandes velocistas como Guardini, Vivani, Bennati o las jóvenes promesas como Bennet, Markus o Pelucchi estuvieron también en la pomada. La victoria final fue a manos de Terpstra que, gracias a la victoria en la primera etapa llegando por delante del pelotón y en la crono por equipos, dio inicio a la que está siendo la mejor de su carrera.
La siguiente carrera que ya se ha disputado ha sido Omán, que gracias a la llegada en alto (ya introducida en la carrera el año pasado), han acudido parte de los máximos candidatos a vencer en las Grandes Vueltas. Corredores como Froome, ‘Purito’, Urán, Kreuziger, y un largo etcétera acudieron a la carrera de la península arábica. Junto a los escaladores, no faltaron los “hombres bala”. Los Greipel (vencedor de 3 etapas), Kristoff y Sagan (1 victoria cada uno), Bouhanni, Boonen o Bennet, calentaban ya motores en el desierto.
La tercera prueba del calendario asiático ya finalizada, de las .HC, fue el Tour de Langkawi. Los últimos años, la carrera había estado monopolizada por ciclistas sudamericanos, con las victorias de Arredondo (2013), Serpa (2012 y 2009), Monsalve (2011) y Rujano (2010). Este año saltó la sorpresa, y el iraní Mirsamad Pourseyedi se impuso a hombres como Kudus, Kruijswijk, Jhoan Chaves o el prometedor Meintjes. En la carrera malaya no suele haber grandes nombres, debido a su larga duración, a la coincidencia con otras carreras importantes como la Omloop Het Nieuwsblad y que su final es tan sólo un día antes de la París-Niza. Aún así, año a año, se suceden los buenos escaladores que acuden al país asiático.