Hoy me estreno en esto de la escritura, aportando unas líneas con mis compañeros de El Pelotón. La ocasión es ideal, pues os contaré cómo discurrió una clásica tan importante como la de Aiztondo, pero si el desenlace de la carrera hubiera sido distinto, seguro que sonreiríamos todos!
Comienza la carrera, hay muchísimo viento en los primeros 5 kilómetros y eso hace que el pelotón vaya mucho más lento de lo normal y pocos se atrevan a atacar. Salimos de esa zona en la que hay tanto viento de cara y se empiezan a ir grupos que luego formarían la escapada del día. Para mí estos momentos son tranquilos ya que no hemos quedado que entre en ninguna de las fugas. Por ello, cojo los manguitos de mi compañero Armando y los míos, y bajo al coche a dárselos. Un pequeño problema con el coche hace que tenga que esperar a cola 5km e incluso retroceda 3 coches por la fila y al final tenga que darle la ropa al coche del Froiz que en ese momento hace las labores de sustituir a nuestro coche.
Cuando vuelvo al pelotón la escapada ya está hecha y hay muchísima tensión porque cada vez quedan menos kilómetros para entrar al circuito de tramos muy estrechos y con las cotas de Zizurkil y Aduna.
Por parte del equipo la labor es perfecta y hemos metido a 4 en la fuga. El plan es después en Alkiza ir con los fuertes del pelotón y enlazar con la cabeza de carrera en la que puedo tener ayuda de alguno de mis compañeros. Cada vez hay más tensión en el pelotón, esta tirando el Gipuzkoa-Oreki. La fuga también aprieta y solo queda mi compañero Miguel Culebras delante. En el pelotón me echan una buena mano Armando y Aitor en los últimos pasos por el circuito y en una de esas labores de colocación le comento a Armando que parece que el desviador me roza con la cadena. Decido continuar con mi bici pensando que no va a ir a más, pero me equivoco y antes de empezar Alkiza resulta imposible pedalear de una manera “normal” y hago los últimos kilómetros con este problema eliminándome de las posiciones delanteras y llegando a casi 4 minutos del ganador.
Despido esta segunda cita de la Copa de España (primera para mí) con tristeza, pero a la vez con energía. La avería me ha roto los esquemas, pero seguiré intentándolo en las próximas citas, Urretxu e Iberdrola. ¡Así es el ciclismo!