Cualquier país que se precie en el ciclismo debe contar con una copa nacional. Porque las corredoras estatales deben poder correr y lucirse para que los equipos UCI se fijen en ellas. Porque estas carreras deben ser el escaparate para que los espectadores vean más de cerca el ciclismo femenino, un ciclismo que, por desgracia, sigue siendo un auténtico desconocido. Y España no es menos. O por lo menos hasta 2013 no lo era. Porque la Copa de España femenina está sufriendo una involución. Una involución que no debe ir a más. Analicemos lo que ha sido la Copa de España durante los últimos años.

En 2006 el ciclismo femenino en España ya no vivía un buen momento. Sin una corredora puntera, a las jóvenes les tocaba luchar por buscar un hueco en la élite del ciclismo. Siete pruebas compusieron la Copa de España de aquel año. El equipo Comunidad Valenciana era el más fuerte, al menos por la calidad de sus ciclistas. Anna Sanchis y Belén López, siendo ambas sub-23, estuvieron peleando hasta el final con las élites, pero la rotura de clavícula de la andaluza acabó por relegarla al segundo puesto en la general y el premio de consolación de la victoria sub-23.
Más aún mejoraba la cosa en 2007, con hasta diez pruebas en el calendario de la Copa de España. Probablemente, el mejor año para la competición, porque no solo atraía a las corredoras estatales, sino que incluso la selección polaca llegó a disputar alguna carrera. Es más, no todas las corredoras pudieron disputar todas las carreras, porque se encontraban disputando carreras extranjeras como el Tour de l’Aude, dejando hueco para que las ciclistas que menos habituados tenían a los espectadores a vencer pudieran lograrlo. Al final, victoria general para Chari Rodríguez en élites y Silvia Tirado en sub-23.
En 2008 se mantuvieron bastantes de las pruebas del año anterior, siendo ocho las que compusieran el calendario de aquel año. Incluso la prueba del Trofeo Ciudad de Sevilla subió de categoría, convirtiéndose en 1.2 UCI y permitiendo lograr casi una cuarta parte de los puntos UCI que permitieron a España participar en los Juegos Olímpicos de Pekín. La categoría élite la dominó de cabo a rabo por aquel entonces la ciclista de Bizkaia-Durango Aranzazu Azpiroz, siendo la pelea por el sub-23 la más importante y destacable, con Dorleta Zorrilla y Silvia Tirado luchando por la victoria.
2009 fue un año duro para la Copa de España. Finalmente salieron a la luz siete pruebas de las ocho previstas en un principio, y con mucha agonía para salvar carreras como el GP San Isidro madrileño, que finalmente se celebró en septiembre. En lo puramente deportivo, victoria general para Rosa Bravo, con el maillot sub-23 para Dorleta Zorrilla.

Y la cosa empeoraba. Y es que en 2010 solo cinco carreras formaron parte de la Copa de España femenina, con mucha sangre y sudor de los organizadores de las mismas para lograrlo. De las seis programadas, finalmente solo salieron a la luz cinco carreras, comenzando una debacle en la Copa que aunque pareció encontrar salvación finalmente acabaría llevando a la situación en la que actualmente se encuentra la competición.
2011 fue un año de novedades, como la unión de las carreras de las élites con las de las juveniles, haciendo que estas últimas lograran un mayor ritmo en carrera. Cuatro pruebas tan solo formaron parte de la competencia, habiendo cuatro vencedoras distintas en élites y proclamando a la catalana Anna Ramirez (Ono) vencedora final.
Y si antes hablábamos de que parecía encontrar salvación era porque la Copa de España de féminas 2012 pudo contar con hasta seis pruebas en su haber, con casi 50 ciclistas élites participando en alguna de esas carreras. Seis carreras, con cierre en el novedoso Trofeo La Rioja de Villamediana de Iregua, prueba en la que finalmente se coronó como campeona Anna Sanchis (Bizkaia-Durango) por primera vez en su carrera.
Y llegó 2013. El año del desastre en el ciclismo femenino español. Y no ha sido, precisamente, por resultados internacionales. Lo malo llegó a nivel nacional. Solo dos carreras formaron parte de la Copa de España en ese año (y gracias, que a punto estuvo La Rioja de no salir). Dominio absoluto de Lointek en la categoría élite/sub-23 en la prueba palentina —victoria élite para Belén López, segunda y mejor sub-23 Sheyla Gutiérrez— que le bastó al equipo de Sopela para mantener los lideratos en la carrera riojana, vencida por la australiana Joanne Hogan (Bizkaia-Durango) tras una escapada tempranera.

¿Y qué hay que decir de 2014? Simplemente tres palabras: gracias, familia Sanchis. Porque casi se quedan las ciclistas españolas sin Copa de España en esta nueva campaña, pero la familia Sanchis ha podido sacar adelante una prueba en agosto en Xàtiva, de momento la única carrera de la competición. Con Palencia y La Rioja luchando por poder organizar las carreras también este año, solo nos queda esperar. Bueno, y si eres una empresa, invierte en esto, que no te arrepentirás.
¿Soluciones posibles? Muchas se vienen a la cabeza, sin duda. La más lógica sería, por ejemplo, permitir a las féminas competir junto a los chicos en sus Copas de España (ejemplo, chicas juveniles con chicos cadetes) y que la propia RFEC diera ayudas a aquellos organizadores que decidieran incluir en el programa de la Copa de España elite/sub-23 masculina una carrera femenina, que serviría además para atraer a más público a la prueba masculina.
No hace falta más que mirar el palmarés de la Copa de España femenina: Dori Ruano, Rosa Bravo, Anna Sanchis, Belén López… En definitiva, casi todas las mejores españolas a nivel internacional desde la creación de la Copa, en 1998, han vencido la clasificación general de esta competición. Si queremos que las féminas vuelvan a pelear por Giros, mundiales y Juegos Olímpicos, démosles la oportunidad de demostrar que valen.