Si el problema de Cannondale era la tremenda dependencia en la figura de Peter Sagan, en Lotto pasa algo parecido, aunque quizás en menor medida. Al gran rendimiento de André Greipel se le ha sumado grandes actuaciones, como la del «pirado» de Adam Hansen, un corredor peculiar cuanto menos, que completó las tres grandes «a su modo»; el brillante rush final de temporada de Jens Debusschere o el que quizás pueda ser el mejor momento de la temporada 2013, la cabalgada de Roelandts junto a dos colosos como Fabian Cancellara y Peter Sagan en De Ronde. El rendimiento de Kenny Dehaes también ha sido bueno, llevándose el Trofeo de Palma y la Handzame Classic.
La temporada comenzaba de manera apabullante por tierras africanas, donde Frederique Robert y Gert Dockx arrasaban llevándose dos etapas cada uno en la Tropicale Amissa Bongo. Greipel debutaba en el Tour Down Under de manera también gloriosa; primera etapa y primera victoria, vistiéndose de amarillo en la línea de meta de Lobethal. A la victoria en la localidad del sur de Australia se le unían otras dos, otorgando al alemán el maillot por puntos al finalizar la carrera en Adelaida. Entrados ya en febrero, Greipel volvía a imponer la ley del más fuerte al sprint con otra victoria en la primera etapa, esta vez del Tour del Mediterraneo. Roelandts redondeaba la buena participación del equipo belga en la ronda gala con la victoria en la última etapa, con llegada en Grasse, conquistando también el maillot por puntos. El mes de marzo y principios de abril estuvo copado por las victorias de Kenny Dehaes en la Handzame Classic y de Jonas Vangenechten en el GP Cerami. Entre medias de estas dos careras se corrieron la Tirreno- Adriatico, donde Greipel solo pudo sumar un tercer y un séptimo puesto en las etapas que se disputó el sprint, ya que un «Bicho» ataviado con un maillot verde dominó el apartado de velocista y la Milan-San Remo, la clásica de las clásicas de los sprinters, que todo buen velocista sueña ganar. La espectacular nevada que cayó durante el recorrido obligó a los ciclistas a detenerse a mitad de recorrido, convirtiendo la victoria de Ciolek en épica y en héroes a los que terminaron, Greipel (58º puesto) incluido. Las Clásicas de primavera no se le dieron especialmente bien al alemán, por lo que decidió acudir al Tour of Turkey, donde se resarció, ganando dos etapas y el maillot por puntos, además de dos top tres otras etapas. El Giro de Italia encumbraba a Adam Hansen tras su excelente resolución en los kilómetros finales de la fuga en la que se encontraba, entrando victorioso en Pescara. Camino al Tour de Francia, claro objetivo de André Greipel para esa temporada, el alemán consiguió victorias por partida doble en el Baloise Belgium Tour, se llevó a casa la Ronde Van Zeeland Seaports y el campeonato alemán de ruta. Pero llegó el Tour, y como todos sabemos, el poderío que su compatriota Marcel Kittel mostró fue incontestable. Andre Greipel solo pudo rascar victoria en Montpellier, además de dos segundos puestos. Terminaba de esta manera como tercer mejor sprinter tras Kitell y Cavendish. En la lucha por la general, Jurgen van den Broeck era el hombre fuerte del conjunto belga, pero se topó, otra vez, con la mala suerte. Bart de Clercq completó un más que aceptable Tour, con puestos meritorios en cimas de gran nivel: 11º en el Mont Ventoux y 6º en Le Grand Bornand.
Mientras Greipel se pegaba en las metas francesas con un eslovaco, un británico y otro alemán, Kenny Dehaes brindaba el triunfo a la escuadra de Marc Sergeant en el Tour of Wallonie. Greipel volvería a ganar una etapa en el Eneco Tour y la Brussels Cycling Classic de cara a su preparación para los mundiales de Florencia. En la Vuelta, el único hombre que brilló fue de nuevo de Clercq, con un 6º puesto en la ascensión a Peñas Blancas. El equipo belga encaraba el tramo final de temporada con varias carreras en Bélgica, donde se destapó el pedazo de corredor que es Jens Debusschere. Ganó el Kampioenschap van Vlaanderen, el Tour de l’ Eurométropole más una etapa y la Nationale Sluitingprijs – Putte – Kapellen. El belga, que había comenzado la temporada dubitativo, la terminaba en un estado de forma formidable.
Con vistas al 2014, la escuadra belga ha apostado por la renovación de sus buques insignia, Andre Greipel o Jürgen Roelandts, así como la de su maillot, que pasa de la combinación de azul oscuro, blanco y rojo a la de la totalidad de rojo en el maillot, con una franja blanca en el pecho, muy años ’60. También han firmado a varios corredores con mucho futuro, como el reciente Campeón de Europa sub23, el belga Sean de Bie, o Stig Broeckx, que llega desde el neoprofesionalismo. Además de estos, han incorporado a ciclistas de la talla de Tony Gallopin, ex RadioShack, que viene de ganar la Clásica de San Sebastián, Maxime Monfort, que será un escudero de lujo para Van den Broeck en el Tour, Sander Armee, Kris Boeckmans o Pim Ligthart, escuderos de lujo para una plantilla que tiene como objetivo, como mínimo, repetir los resultados de la campaña anterior, donde finalizaron como 11º equipo con más victorias.
Si las piernas de Greipel siguen en este estado de forma, la suerte se alía con Van den Broeck, los Gallopin, Roelandts, Monfort y De Clercq tienen sus días y los jóvenes saben adaptarse a la filosofía y trabajo del mundo profesional, Lotto Belisol debería ser uno de los equipos punteros del pelotón internacional.
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