Aquí va mi última entrada de 2013. Hace tiempo que no escribo, quizás sea por el miedo a que sea la última vez. A pesar de la desaparición del equipo Euskaltel-Euskadi, equipo donde he trabajado casi todo el año (sin olvidar el comienzo con la gran familia Caja Rural-Seguros RGA), creo que ha sido un año precioso para mi. Aquel día de febrero cuando recibí la llamada desde el equipo Caja Rural mientras iba en el coche, proponiéndome viajar la semana siguiente a la Vuelta a Andalucía, no creo que lo olvide. Como tampoco olvidaré las lágrimas que me cayeron, mezcla de rabia (¡por fin la llamada!) e ilusión. Ni tampoco los nervios del primer viaje.
Creo que es imposible escoger un momento del 2013, ¿cómo voy a discriminar todos los demás? Por un lado conocer carreras espectaculares, diferentes entre sí, pero espectaculares todas ellas. Desde la pasión y gentío de Flandes o Roubaix, hasta el amor por su carrera de los italianos. El calor de la afición en las carreras de casa. La victoria de Juanjo Lobato en Getxo señalandose el maillot naranja. Borrachera de emoción. La despedida en Beijing. Curioso que lo que un día nació como un equipo pequeño de casa, se despida desde el otro lado del mundo.
Hemos reído mucho, prácticamente en todas las cenas. Hemos sufrido por ellos, los ciclistas, los héroes, y también con ellos. El frío, las caídas o un mal día. O los típicos «no se qué me pasa que no ando» en la camilla. O pasar cuatro meses preparando el Giro para caerte el primer día y tener que abandonarlo el quinto. Ese trayecto hotel-aeropuerto con Pablo y despedirlo hasta la próxima fue de lo más duro del año. Pero haciendo balance, por supuesto que el año es positivo.
Para terminar, una anécdota. Comencé mi aventura como masajista en amateur hace ya cinco años, mimando las piernas de un por entonces desconocido Mikel Landa en el equipo Naturgas Energía. Y he terminado (espero que momentáneamente) masajeando esas mismas piernas en Pekín. Cosas de la vida.
Feliz 2014 a tod@s!!!