El telón se cierra para siempre. Las luces no se volverán a encender. El equipo Euskaltel Euskadi tendrá en el Tour de Pekín la función más triste de todas: La última función.
Allá por el mes de Agosto, justo antes de iniciar la Vuelta a España, ciclistas, técnicos y auxiliares del equipo vasco eran citados para conocer una decisión ya sabida, una muerte anunciada, el equipo desaparecía. Se ponía fin a veinte temporadas en la élite, a veinte temporadas tiñendo las carreteras de naranja, a veinte temporadas de ciclismo puro.
La noticia conmocionó al mundo del deporte, el equipo más veterano del pelotón echaba el cierre. Si impactante fue saber de la desaparición del equipo vasco todavía lo fue más la noticia que puso la esperanza en todos los aficionados enamorados a éste deporte: Fernando Alonso compraba la licencia.
Se hizo oficial – matizando la falta de pequeños detalles – Había algunos cambios pero lo importante es que se garantizaba la continuidad de los ciclistas, técnicos y auxiliares con contrato. Aquel refrán, “la esperanza es lo último que se pierde”, venía que ni pintado.
De la desolación se pasó al éxtasis pero “cuanto más alto subas, más dura será la caída”. Y vaya si lo fue. Veintitrés días después, las negociaciones se rompían. Jarro de agua fría para todos los que nos habíamos ilusionado. Alonso no compraría la licencia del equipo y el fatídico final era inevitable.
Y ya ha llegado. Ese fatídico final se acerca, tiene día y hora. Será en el Tour de Pekín y serán Mikel Landa, Juan José Lobato, Mikel Astarloza, Garikoitz Bravo, Ricardo García, Juan José Oroz, Pablo Urtasun y Gorka Verdugo los artificies de representar a Euskaltel Euskadi en la última carrera de su historia.
Una historia de veinte años. Una historia que se apaga, como esas luces que no se volverán a encender tras la última función.