Todo tiene un principio y un fin. Todo lo que empieza, acaba. Esa es, probablemente, la ley más básica de la vida. Juan Antonio Flecha ha decidido que es el momento de poner fin a su trayectoria como profesional en el Tour de Pekín.
«Después de todo el sacrificio, afrontar los últimos metros con energía es todo un reto… Pero ahí es donde reside mi sueño”. No hay mejores palabras, las suyas, para describir a Flecha. Él, miró al norte, al adoquín, y lo desafió. Su primera toma de contacto con el pavé fue en el año 2002, conoció de primera mano el Tour de Flandes y se enamoró. Desde ese mismo día ha sido el mejor español en este tipo de clásicas.
Pero como buen ciclista, el Tour también ha sido una cita casi habitual para el catalán – aunque nacido en Argentina – . Allí consiguió su primera victoria de renombre, en la misma avenida donde trabajaba su mujer y a su manera, luchando, sin miedo. Allí disparó por primera vez su arco.
En ese mismo año, Flecha, descubrió su idilio con una carrera. Se estrenó en una de las clásicas que enamoran y engrandecen este deporte. Debutó en el infierno del norte, una carrera que debía llevar su nombre en el palmares. No pudo ser así, en tres ocasiones se subió al pódium -2005, 2007 y 2010-. Siendo en 2007 cuando lo tuvo más cerca.
Ese año – 2007 – Flecha se había mostrado en una gran forma, nos había regalado la victoria en la Het Volk y había conseguido subirse al podio en la E3. Habían piernas pero en esa salida del sector 6 se escapó O’Grady y con él, el sueño de alzarse con la victoria. Lo siguió intentando en años posteriores, pero no hubo éxito.
Y es que Flecha es un tío, un corredor, un ciclista que sabe nadar a contracorriente. Porque seamos sinceros, si algo le ha faltado a Juan Antonio para tener un palmares más amplio es suerte. La Gante de 2005, la Paris-Roubaix de 2009, etc…
A pesar de todos los contratiempos, Flecha nunca se ha rendido y eso ha quedado claro en más de una ocasión. Día tras día, volvía a subirse a la bicicleta con las ganas e ilusión de volver a hacernos disfrutar. Si no, recuerden ese fatal accidente en la 9ª etapa del Tour de Francia del 2011. Un coche de la televisión francesa lo arrollaba, a él y a Hoogerland, corredor con el que comparte equipo actualmente. Ese día la escapada se jugó la victoria de etapa. Lo dicho, la suerte.
Pero fue ayer, tras finalizar el último monumento del año ciclista, cuando lo anunció: “Me despido para siempre del ciclismo en el Tour de Pekín. No veo la hora de terminar e irme a Mauai, Hawai, con fecha abierta en el billete de vuelta. Lo vi todo claro un día hace poco, fue un clic”. Maldito clic.
Un clic que nos deja sin un ciclista de los que gusta. Un clic que deja huérfano a España en las clásicas del norte. Un clic que, aunque nos duela, hace que nos demos cuenta de lo que teníamos y de lo que perdemos. Se va como lo que es, un enorme corredor. Volvía a correr el Giro de Lombardía 10 años después, una carrera muy alejada de sus características, y entró decimotercero en el grupo de los Dani Moreno, Ivan Basso, Nairo Quintana, Robert Gesink o Thibaut Pinot. Como diría ‘La Gazzeta’: Da applausi
Así pues, el próximo 15 de Octubre, Juan Antonio Flecha colgará la bici. Porque, aunque no queramos, todo tiene un principio y un fin. Porque todo lo que empieza, acaba. El pavés español está de despedida.