Alejandro Valverde y Joaquím Rodríguez, seguramente dos de los mejores ciclistas que han dado nuestro país, y estamos hablando de uno de los países más potentes del ciclismo. Por todos es sabido el fiasco en la prueba del domingo del Mundial de Florencia, donde un supuesto “error” del murciano nos privó de ver a un español en lo más alto del pódium. Un oro que a falta de 1200 metros todos asegurábamos que se iba a colgar en el cuello de Purito, pero al final entre unas cosas y otras, nos quedamos con cara de tontos, y nos tuvimos que conformar con plata y bronce.
Ninguno puede negar la calidad de ambos corredores y las puertas que, con permiso de Oscar Freire, están abriendo en nuestro ciclismo patrio son muy importantes, porque no olvidemos que hace apenas 10 años pensar ganar clásicas y “pillar cacho” en casi todos los Mundiales era poco menos que motivo de risa, por lo que seguramente dentro de unos años nuestra historia tendrá que estar muy agradecida a ambos ciclistas. Pero el motivo que nos atañe en este caso fue lo sucedido en la Toscana y es que en 1200 metros, pudimos presenciar en los dos casos algo que caracteriza la carrera de nuestros dos corredores. En el de Las Lumbreras esa falta de rigor táctico que tantas veces le ha privado de conseguir más importantes logros (que aún así son muchos) y en el caso del catalán, la mala fortuna que le lleva acompañando toda la vida. No es por nada, pero sinceramente igual tenemos al Poulidor (el eterno segundo) del Siglo XXI, a pesar de que sea uno de los corredores que mayor simpatía despierta.
No quiero hacer más leña del árbol caído y cada uno sabrá que opinar con lo sucedido en esos últimos catatónicos 1200 metros para nuestros intereses, y los que tengan que tomar decisiones pues allá ellos, que para eso están ahí. El caso es que lo visto ayer lo hemos visto en varias ocasiones ya en las carreras de ambos.
Empecemos por Joaquim. El que tenía todo hecho pero a última hora cuando parecía que el próximo año iba a poder lucir el que seguramente es el maillot más bonito del ciclismo todo se disipó como un mal sueño. Sus lágrimas en el pódium no reflejaban el sinsabor de no conseguir el oro en el día de ayer. Reflejaban el sinsabor de toda una vida encima de la bici. Lo que podría pasar a conocer como sus «PUriTADAS». Grandes alegrías se ha llevado para el cuerpo el líder del Katusha, no olvidemos que el año pasado logró terminar la temporada como el mejor ciclista del año, después de conseguir entre otras cosas un par de “carreritas” como la Flecha y Lombardía. Pero aún así los golpes que ha recibido a cuenta del ciclismo no han sido pocos. Su carrera comenzó como la de la gran mayoría siendo un trabajador de otros (entre ellos del propio Alejandro), hasta que decidió irse al conjunto ruso en 2010 donde realmente comenzó a saborear la gloria del ciclismo y la frustración de cuando te quedas a las puertas. Ese año ya probó esa dura sensación de quedarte con la miel en los labios, ya que estuvo a punto de ganar su primera Flecha Valona, una carrera que a falta de 300 metros tenía tres españoles para llevarse la prueba con Alberto Contador, Igor Antón y nuestro protagonista, pero apareció Cadel Evans para dejarnos nuevamente con un palmo de narices, Joaquím segundo, Alberto tercero y Antón cuarto. En septiembre llegó la carrera del año para Purito, la Vuelta a España, una Vuelta que tras pasar por Asturias y a falta de 5 días para su conclusión dejaba a Joaquim como líder, pero llegó la crono de Peñafiel y todo se fue al traste. Se dejó una minutada importante y perdió cualquier tipo de opción en una Vuelta que acabó en manos de Nibali (otro de los protagonistas de Florencia).
Pero aún esperaba en la recamara su 2012 de “gloria”, donde a parte de ser el número 1, fue el número dos del Giro por 12 segundos, 12 cochinos segundos tras Ryder Hesjedal perdiendo la Magglia Rosa el último día en la crono de Milán. 28 kilómetros contra el reloj en los que el sueño rosa se difuminó ante sus ojos de la manera más cruel. Después de un Giro excepcional no pudo más que felicitar al canadiense desde el segundo puesto del cajón. Pero no era el mayor golpe que recibiría ese año. Aún quedaba Fuente Dé. Llegó de nuevo la Vuelta en septiembre. Una Vuelta que comandó casi desde el primer día, mostrándose muy superior a todos los rivales y pareciendo tener todo bajo control. De nuevo salió de Asturias líder. Todo el mundo pensaba que tan sólo quedaba un día para sufrir en la Bola del Mundo y visto lo visto, Purito parecía no tener problema a la hora de defender su ventaja ante sus rivales, Alberto y Alejandro. Pero por el camino un ataque en un puerto de segunda de Alberto Contador, un día en el que no tenía ya compañeros, en el que no iba con las fuerzas a tope y en el que nadie esperaba la encerrona que le tenían preparada, un día en el que todo se alió para que no volviera a ganar en una de las Grandes. Acabó llegando a meta muy lejos de Alberto que lograba la gloria después de su sanción. Purito era el gran derrotado pero nos demostró su valía, aún en un momento de revés sacando a relucir una deportividad impropia del mundo de la alta competición. Finalmente Joaquím acabó tercero en una general que parecía tenerla hecha y perdiendo además en los últimos 50 metros de la ronda española las clasificaciones de la Combinada y la Regularidad en el sprint final de Madrid donde Valverde, ahí sí estuvo listo, se metió en la llegada masiva para arramplar con unos puntitos que le valió para ser el vencedor de ambas clasificaciones.
Y bueno, que decir de lo de ayer. La plata que acabó en lágrimas. La decepción de todos los que lo vimos y las ganas de que el final hubiera sido muy distinto. Pero en esas lágrimas, el bueno de Purito, que por cierto no le ha importado ceder sus galones a hombres como Dani Moreno cuando ha creído que lo mejor era eso (Vuelta a Burgos 2012, Flecha Valona 2013 o en el comienzo de esta pasada Vuelta), pues en esas lágrimas había algunas de ellas dedicadas a todos estos recuerdos del pasado.
Ahora iría Alejandro Valverde y sus «valverdadas». Al que han criticado su actitud. El que se supone que tenía que salir a la rueda de aquel que intentara ir a por Purito , y lo cierto es que no había mucho donde seguir, Nibali y Rui Costa, no era un pelotón grande, no. Pero Alejandro no fue capaz de seguir la rueda del portugués, asegurando que el cansancio que arrastraba no se lo permitió. El caso es que finalmente volvió a conseguir un nuevo éxito (un bronce en un Mundial debe ser visto como tal, y ya suma cinco metales, cosa nunca hecha hasta el día de hoy), pero que quedó salpicado por la polémica. Una polémica que le ha acompañado toda la vida.
El murciano es un gran corredor y que alguien me diga que no pensaba que teníamos al sucesor de Induraín el día que batió a Lance Armstrong en Courchevel. Ahí comenzaba nuestro sueño de ver a un español por fin haciendo al americano morder el polvo en el Tour, pero apenas la alegría duró un par de días ya que Alejandro se vio obligado a abandonar por problemas en la rodilla debido a un golpe que se dio con el manillar de su vida en la crono inaugural por equipos. Suena hasta chistoso y bueno podría pasar como algo anecdótico si no fuera el primero de muchos casos raros que le han sucedido al de Movistar. Ya sea por “golpes tontos”, caídas, una supuesta falta de deportividad del resto de corredores, los no entendimientos con los compañeros de selección, pinchazos inoportunos o el cansancio acumulado, Valverde está dejando pasar ante sí a uno de los corredores de mayor calidad que ha dado el ciclismo en toda la historia. Un corredor que empieza a mojar en Enero y es capaz de estar en Octubre luchando por el oro de un Mundial después de acumular Tour y Vuelta, no puede catalogarse como menos de un fuera de serie. Pero este es el problema, es que siendo un fuera de serie ha dejado pasar muchos trenes. Y cinco metales en Mundiales sin un oro quiere decir que algo te falla a la hora de la verdad.
Ahí quedan esas imágenes para la historia, Valverde retirándose del Tour 2005 por ese golpe con el manillar. En 2006, en el que todo el mundo apuntaba como SU Tour, al tercer día se fue para casa por una caída muy dura. Luego iría a la Vuelta y vimos como se le escapaba la ronda cuando la tenía en el bolsillo al descuidar unos segundos a su mayor rival, el kazajo Vinokourov, que se le iba en el comienzo del descenso del Monachil camino de Granada y decía adiós a lucir de dorado en Madrid. Ese mismo año en el Mundial de Salzburgo cuando todo parecía que se resolvería en una llegada masiva, Samuel Sánchez provocaba un corte en cabeza donde además se metían Bettini y Zabel junto con Alejandro. Se le ponía muy bien la cosa a España, como en Florencia, con dos corredores de cuatro para luchar por las medallas, bueno pues Samuel lanzaba el sprint y Alejandro volvería a ser el tercero ¡mecachis, que año más tonto!
Luego llegaron años oscuros a cuenta de la dichosa Operación Puerto. ¡Hasta en eso a Alejandro le miró un tuerto! Siendo seguramente el corredor más perjudicado de toda esta mala historia. Tras la suspensión que le tuvo apartado en 2011 de la carretera, volvió en 2012 en Australia por sus fueros, ganando. Pero vimos como en septiembre se le escapaba una Vuelta a España en la etapa de Valdezcaray a consecuencia de una tonta caída donde sólo él de los hombres importantes se vio involucrado perdiendo un tiempo en meta que a la postre fue prácticamente lo que se dejó en Madrid con respecto a Contador. Alejandro culpó a sus rivales de no actuar con deportividad, pero de nuevo él fue el perjudicado en una trifulca tonta. Semanas después llegaba el Mundial en Valkenburg y allí vimos como Freire dejaba el ciclismo despotricando contra el murciano, que por cierto otra vez más volvía a ser bronce, debido a que según Oscar, no estuvo donde se le suponía en el momento que Gilbert se fue en la última subida del Cauberg. Más polémica en torno al de Las Lumbreras.
Y ya en 2013, la historia en el Tour se repitió con el pinchazo el día de los abanicos perdiendo todas sus opciones en la general que pintaba bien para el murciano, en una jornada que lo normal es que hubiera pasado inadvertida para todo el mundo y donde de nuevo en uno de los pocos incidentes “extradeportivos”, por llamarlo de alguna manera, le afectaron únicamente a él. Y bueno la temporada se cierra como vimos ayer, de nuevo con cruces de declaraciones entre corredores españoles y con Alejandro de por medio. Las imágenes quedaron ahí para que cada uno las juzgue. El caso es que el murciano ha perdido muchas y muy buenas oportunidades de haber sido mucho más de lo que ya es.
El lado bueno, es que tenemos en nuestro bando a dos de los mejores corredores que hay a día de hoy en el pelotón mundial, y que seguramente seguirán dejándonos muchas alegrías, eso sí deseando que los sinsabores y descuidos sean muchos menos. El próximo capítulo se escribirá dentro de un año en Ponferrada. Ojalá la historia sea otra.