“Ganaba yo el Tour” Le dijo Beloki, convencido, al traumatólogo que le atendió tras el accidente.
Hoy, 14 de julio, fiesta nacional francesa, se cumplen 10 años de un hecho que la mayoría de los aficionados al ciclismo hubiese querido evitar. Porque tal día como hoy, quiso el destino, la fortuna, las altas temperaturas del mes de julio y el asfalto derretido que la rueda trasera de la bicicleta del español del Once Eroski, patinara sobre el asfalto derretido y con ello, el tubular trasero se partiera, provocando una inevitable caída en aquella maldita curva del descenso de la Rochette y como consecuencia un abandono debido a una fractura de fémur, codo y muñeca.
En aquellos momentos Joseba Beloki lideraba el grupo de favoritos a la caza de Vinokourov, que había atacado antes de coronar en la Rocchete, a rueda del vasco se encontraba el norteamericano Lance Armstrong. Ambos se relevaban con el fin de dar caza al kazajo del Telekom en busca de un triunfo de etapa. La batalla del día anterior en Alpe D’Huez instaló la euforia en la afición española y por qué no también en los restantes seguidores del ciclismo que venían en nuestros corredores la posibilidad de desbancar a Armstrong y evitar su quinto Tour; euforia que se vio contrastada por la tristeza cuando desde el helicóptero vimos tomar aquella curva a derechas al mismo tiempo que la bicicleta de Beloki hacía un extraño y el vasco caía al suelo al borde de la calzada. Fueron unos segundos intensos durantes los cuales el corazón dejó de latir: Beloki no se levantaba para reanudar la marcha, aquellos que temíamos se cumplía. Fueron los gritos de dolor los que hicieron que a muchos de nosotros derramáramos alguna que otra lágrima. Justo cuando las cosas iban bien, cuando de una vez por todas parecía que Armstrong era humano, que no era invencible, justo en ese momento quiso la fortuna y el destino entre otros que aquel sueño se desvaneciera. Aquella imagen desoladora de sus compañeros Azevedo y Jaschke atónitos presenciando aquel acontecimiento, el intento de Manolo Sáiz por consolar a Beloki y la imagen de la ambulancia cruzando la línea de meta recibiendo un sonoro aplauso quedará en nuestras retinas.
Al igual que quedará en nuestras retinas la imagen de Lance Armstrong cruzando aquel sembrado, consiguiendo en un primer instante evitar la caída, para tomar un atajo que lo llevase sin perder ni un solo segundo, de nuevo a la calzada sobre la que marchaba la carrera. Nadie puede negar la buena suerte del norteamericano que no solo evitó la caída sino que además tuvo la fortuna de encontrarse con un sembrado que cruzar y no un barranco, además que al atravesar el sembrado volviera a la carrera gracias a que posterior a la curva fatídica había una contra curva, y además de todo esto, ni siquiera pinchó. Hoy día podemos encontrar en esta curva un cartel que dice: “Passage Armstrong. Chute Beloki” que en castellano es: “Pasaje Armstrong. Caida Beloki”.
Aquella caída marcaría la carrera deportiva de Beloki, y es una pena que se le recuerde por ello y no pro ejemplo por sus podios en el Tour (3º en 2000 y 2001 y 2º en 2002) o en la Vuelta (3º en 2002) o por numerosos ataques en Alpe D’Huez…también marcaría el devenir del Tour del 2003, en el que los españoles tuvieron una actuación de sobresaliente con tres victorias de etapas: Iban Mayo, Juan Antonio Flecha y Pablo Lastras sumado al 5º y 6º puesto de Zubeldia y Mayo en la clasificación y Carlos Sastre y Mancebo como 9º y 10º; en el que el principal rival de Lance Armstrong se iba a casa antes de tiempo, en que el pelotón perdió miedo al norteamericano y en el que vimos un desfallecimiento del hombre “invencible” en la crono Cap d’ecouverte. En definitiva aquella caída se convirtió en una caída para la historia.