¿Quién dijo que las etapas llanas son aburridas? Los supuestos «días de transición» también tienen su miga. En un día en el que el perfil de la etapa no acompaña al espectáculo, no os preocupéis, que el viento lo hará. Porque, al fin y al cabo, «C’est Le Tour!». No le quitamos mérito a la segunda victoria del campeón británico Mark Cavendish (Omega Pharma – Quick-Step), pero lo verdaderamente importante de la jornada han sido los últimos 100 kilómetros, en los que el futuro de este Tour se ha puesto patas arriba.
Todos pensábamos que iba a ser una etapa más, como la de ayer, en la que el mayor interés estaría en conocer la geografía francesa y sus «châteaus» de la mano de Carlos de Andrés, pero en vez de eso hemos disfrutado de una jornada de ciclismo épico, de las que nos gustan. Tras la victoria al esprín de Marcel Kittel (Argos-Shimano) en el día de ayer, todos esperábamos un guion similar hoy: «salida neutralizada – salida real – escapada en el kilómetro 5 – neutralización a 10 de meta – esprín». Por suerte, no ha sido así. Es cierto que antes del kilómetro 5 ya se había formado la fuga, compuesta hoy por Rubén Pérez (Euskaltel Euskadi), Luis Angel Maté (Cofidis), Przemyslaw Niemiec (Lampre-Merida), Yohann Gène (Europcar), Kris Boeckmans (Vacansoleil-DCM) y Cyril Lemoine (Sojasun). Estos seis hombres aguantaron las embestidas del pelotón hasta que quedaron 111 kilómetros para meta. Ese fue el punto de inflexión de la etapa. Los hombres de Omega Pharma – Quick-Step empezaron a provocar abanicos, con el objetivo de eliminar a Kittel de la lucha por la etapa. Y vaya si lo consiguieron. El alemán fue uno de los primeros en descolgarse, obligando al bloque del Argos-Shimano a quedarse con él para tratar de enlazar de nuevo con el primer pelotón. Junto a ellos, nombres como Mikel Nieve o Igor Antón (Euskaltel Euskadi), así como casi todo el conjunto Orica-GreenEDGE. Más atrás aún, el «grupo de las caritas», en el que obviamente estaba Thomas Voeckler (Europcar), con gente como Thomas de Gendt (Vacansoleil-DCM) o Damiano Cunego (Lampre-Merida). En el avituallamiento, la mala suerte se apoderaba (una vez más) de Alejandro Valverde (Movistar), a quien le dieron por detrás, provocando la rotura de su rueda y, por consiguiente, la pérdida de tiempo. Todo su equipo se quedó para ayudarle, a excepción lógica del escarabajo Nairo Quintana. Los esfuerzos de la escuadra telefónica fueron inútiles, y se vieron obligados a esperar al grupo en el que marchaba Kittel. La carrera iba lanzada por delante, con un empuje absoluto de Belkin y de Omega Pharma – Quick-Step. El grupillo que se había quedado a ayudar a Valverde sufría, ya que no encontraba colaboración en el resto de equipos. Nadie estaba interesado en cazar. Mientras tanto, Saxo-Tinkoff, Sky y Katusha les dejaban la tostada a los dos equipos del Benelux. De repente aparecía Pierre Rolland a tirar del pelotón.
Fotos: © Presse Sport / ASO