Reconvertido a corredor de Grandes Vueltas, Joaquím “Purito” Rodríguez, llega al Tour, por primera vez en su carrera, como uno de los favoritos a la victoria final. Después de acumular un gran palmarés como corredor de clásicas de un día, su fichaje por Kathusa transformó su mentalidad. Ante la necesidad el equipo ruso por tener un corredor que le diera presencia en la generales de grandes vueltas, Purito se transformó. Entrenó duro, mejorando su fondo físico, sus actitudes en puertos largos y mejorando bastante sus prestaciones en la crono. En los últimos años ha realizado muy buenas generales en carreras de tres semanas, incluyendo podios en Giro y Vuelta.
El ciclista catalán llega al Tour con una preparación óptima, después de cambiar su calendario habitual, renunciando al Giro para llegar con una mayor frescura al Tour, su asignatura pendiente, donde aún no ha tenido grandes actuaciones. Comenzó en San Luis, carrera donde no disputó la general y acumuló kilómetros únicamente. En Omán empezó a dar destellos, venciendo en la única llegada en alto y consiguiendo un meritorio cuarto puesto. Tras Omán, disputó la Tirreno-Adriático, venciendo en Chieti y quedando quinto, a sólo dos segundos del podio. Se le escapó su carrera fetiche, la Volta, al ser superado únicamente por Dan Martin. En su territorio favorito, las clásicas de las Ardenas, este año no pudo vencer en ninguna, retirándose de Amstel por una caída y siendo sexto en la Fleche Wallones. Su único podio llegó en Lieja, donde otra vez Dan Martin le apartó de la victoria.
Tras mostrarse como un corredor fuerte también en la alta montaña, su único punto débil es la crono, especialidad que siempre le ha lastrado en la búsqueda de una victoria en la general. Por ello y tras muchos entrenamientos, en pequeño ciclista de Parets ha mejorado su posición en la bici y lso resultados en las últimas cronos que ha disputado han mejorado notablemente. Las buenas noticias para Purito es que en este Tour, como viene siendo habitual, la contrarreloj pierde protagonismo y su distancia se ve mermada. Únicamente 65 kilómetros de contrarreloj individual tendrá que superar el ciclista catalán como mayor escollo para luchar por el Tour. Además, la segunda de 33 kilómetros presenta un perfil quebrado, con dos puertos de segunda, situación que le favorece y donde ya ha demostrado sentirse más cómodo, como demostró en la crono de la pasada Vuelta a España, donde finalizó séptimo.
Contará con la ayuda de un buen equipo, con el ruso Yuri Trofimov, decimotercero en el pasado Giro o el madrileño Dani Moreno, su fiel compañero, corredor con notables actitudes en la alta montaña, como lleva demostrando en las últimas temporadas. También dispondrá de buenos rodadores que le protegerán en otro de sus puntos débiles, el llano, como Pavel Brutt o Aliaksandr Kuchynski.
Si la contrarreloj o su falta de concentración en momentos puntuales de la carrera no se lo impiden, esta puede ser la mejor oportunidad para el veterano corredor español para lograr una gran actuación en el Tour de Francia y, porque no, poder alzar los brazos en el escalón más alto del podio de Los Campos Elíseos.