Hoy en día, la primera etapa es la toma de contacto de los ciclistas con la carretera. Nerviosismo, búsqueda de sensaciones… todo supone un derroche extra de fuerzas. No pensaban lo mismo aquellos valientes que disputaban el Tour, allá por 1903, en su primera edición. En especial Hyppolite Aucouturier. El ciclista francés era uno de los nombres marcados para ser protagonista en el primer Tour de Francia de la historia y, ¡Vaya si lo fue! ¡Doble vencedor de etapa habiéndose retirado en la primera etapa!
Y es que en aquella primera edición, las reglas permitían reengancharse al corredor en las etapas siguientes, sin tener la posibilidad de luchar por la clasificación general de la carrera. Unos problemas estomacales hicieron abandonar al bueno de Aucouturier en la primera etapa, pero volvía para imponerse en la segunda etapa al Sprint. Un Sprint que, por cierto, a todos nos gustaría ver, ya que la etapa constaba de 374 kilómetros… Repetía victoria en la tercera etapa, para volver a ser protagonista en la cuarta etapa. Cumpliendo con el refrán, la avaricia rompe el saco, y es que en su empeño de ganar fue descalificado de la carrera al ser sorprendido usando la estela de un coche.