“Sunny cobbles amazing”, o algo así como “soleado espectáculo adoquinado” es como se podría resumir la experiencia de los ciclistas y de los aficionados que esta mañana se han acercado al I Memorial Pascual Momparler cuyo recorrido se desarrollaba en un terreno al que no estamos ni acostumbrados ni habituados en España, es decir, carreras de bastantes kilómetros (a esto si que lo estamos, por suerte) sobre recorridos que incluyen pasos estrechos y varios tramos reducidos en pavé, que viene a ser algo así como una calzada de piedras, más típicas de países de Centroeuropa como Bélgica, Holanda o Francia.
En cuanto a lo personal he de decir que ha sido un buen día en el que han acompañado las sensaciones, de lo que buena parte de la culpa la ha tenido la climatología. Y es que, ¡¡¡¡POR FIN!!!! Nos ha acompañado un día magnifico en la localidad de Villanueva de Castello, ya que los 23ºC que hacían a las 10 de la mañana no invitaban a pasear en bici, sino que obligaban a no perderse una bonita y apacible jornada de ciclismo.
La carrera transitaba por carreteras estrechas, con algún que otro cambio de dirección y un viento que ha ido aumentando progresivamente según se desarrollaba la mañana, juntándose los ingredientes perfectos para que fuese una carrera loca, desorganizada, con tensión por una buena colocación, y con múltiples cortes, que rápidamente ganaban o perdían diferencia respecto al grupo principal, llegándose a juntar en algún que otro tramo hasta 35 corredores en cabeza. Por lo que, hacia la mitad de la prueba fluctuaban varios cortes que al unirse dejaban una escapada de 20 ciclistas representada por la mayoría de equipos. El paso de los kilómetros, y de los pasos del tramo de pavé hacían que la escapada perdiese adeptos reduciéndose a 8 corredores que nos jugaríamos la victoria final.
Por último, agradecer el ambiente que se respiraba desde primera hora con la marcha cicloturista que seguía durante 1 vuelta a la carrera, con gente de todas la edades, géneros, rangos familiares…y continuar felicitando el trabajo y el esfuerzo de la organización, del ayuntamiento, de los vecinos y de la familia que se han volcado con la prueba, no solo por ser participes y disfrutar de un acto deportivo, sino por tomárselo con la mejor de las filosofías y transformarlo en un acto social, Moltes Gracies.
P.D.: Detalle muy significativo el de los trofeos, al más puro estilo Paris-Roubaix.