Dicen que lo mejor conviene siempre reservarlo para el final. El postre, el último y sutil deleite, que redondea a la perfección cualquier menú gastronómico. Sabores que se alternan y que culminan en esa última degustación. Sin tanta dulzura, pero sí tras varios episodios previos, llega este domingo la última de las grandes citas del adoquín: la Paris-Roubaix.
La conocida por muchos como Infierno del Norte, celebrará este año su 115ª edición. Siempre con un aura de misticismo en sus tramos, esta edición será, si cabe, aún más especial. Tom Boonen (Quick-Step Floors), recordman de la prueba con cuatro triunfos -empatado con Roger de Vlaemink-, pondrá punto y final a su larga y exitosa trayectoria deportiva. El velódromo que le vio coronarse en cuatro ocasiones como rey del adoquín le despedirá -esperemos- tras más de 15 años de fructífera trayectoria y 114 victorias como profesionales. El adiós de Tommeke en busca de la 115.
EDICIÓN 2016
Con Boonen también como protagonista, la edición de 2016 fue -dentro de una prueba que tiene el nerviosismo y la tensión en su ADN- una de las más alocadas. En su última temporada como profesional, el objetivo de Fabian Cancellara (Trek-Segafredo) no era otro que el de alzar los brazos en una de sus pruebas fetiches. Segundo en Flandes, el duelo entre el suizo y Peter Sagan (Tinkoff), reciente vencedor de la Gent-Wevelgem y De Roonde, estaba servido. La realidad, sin embargo, fue bien distinta.
La fuga -numerosa como en este tipo de pruebas- pedaleaba ajena al nerviosismo del pelotón. Como de costumbre, una caída rompía el gran grupo y deparaba suerte dispar entre los grandes gallos. Sagan y Cancellara, agraciados en Flandes, eran los peor parados. Sin llegar a caer, ambos quedaban cortados y eran los Etixx, Sep Vanmarcke y los hombres de Sky los más beneficiados.
La diferencia entre ambos grupos nunca fue excesiva, pero sin embargo, resultó decisiva. 40 segundos nunca significaron tanto. Mientras un correoso Matthew Hayman demarraba entre los fugados en busca de protagonismo, por detrás Tony Martin sepultaba las ilusiones de Fabian Cancellara. En un alarde de fuerza y ambición, en el que fue su debut en Roubaix, el contrarrelojista alemán se cobraría la venganza de aquella llegada en Cáceres donde un ambicioso Fabian Cancellara le privaría de culminar una escapada legendaria. Con sus relevos de potencia y fuerza, la diferencia entre ambos grupos volvía a crecer hasta el minuto. La tumba de Cancellara y Sagan estaba ya terminada.
Con la fuga ya neutralizada e integrada en el grupo de Boonen, Vanmarcke y Stannard, el barro acabaría de tumbar a quien ya parecía herido. Un resbalón y el sueño de triunfar en Roubaix en el año de su adiós se diluía al tiempo que Cancellara rasgaba su maillot con las piedras de un tramo -el de Mons-en-Pevelen que en 2010 le había colmado de gloria. Sagan, equilibrista donde los haya, salvó la caída pero no la carrera. Con la pérdida de un Cancellara que por coraje acabó llegando al velódromo a siete minutos de cabeza de carrera, Sagan había enterrado todas sus opciones.
Los fugados, ajenos a la locura, pedaleaban con la vista atrás, esperando una neutralización que se produciría en el paso por el Carrefour de l´Arbre. Lo intentó ahí Boonen. Era su día y solo Vanmarcke, Stannard, Boasson Hagen y un incombustible Matthew Hayman, que acumulaba más de 200 kilómetros fugado, eran capaces de seguirle.
Hubo intentos, de Vanmarcke especialmente -conocedor de su inferioridad en el sprint-, pero todos infructuosos. El velódromo decidiría y Boonen parecía tener todo a favor para alzar por quinta vez los brazos en Roubaix.
Ya sobre la madera del velódromo, la campana sonó y Hayman pasó a comandar el grupo. Tras él Boonen. El australiano lanzó el sprint y el belga se abrió. Lo intentó Boonen pero los depósitos estaban vacíos. No había gas.
Sin creerlo y con el rostro embarrado, Mathew Hayman levantaba los brazos. Victoria del australiano en el velódromo tras más de 210 km en fuga. Victoria de las que no se olvidan, por el cómo y por el dónde se produjo.
RECORRIDO
El recorrido será el de siempre. Salida en Compiegne y llegada en Roubaix. En total serán 29 tramos de adoquín, de los cuales tres de ellos, los de Trouée de Arenberg, Mons en Pevele y Carrefour de l´Arbre, son calificados con cinco estrellas en la escala de dureza.
Como curiosidad, este año se reincorporarán al recorrido dos tramos ausentes durante casi 30 años. Así serán 29 en lugar de los 27 tramos que afrontaron los corredores en la pasada edición. 55,95 kilómetros de adoquín con la novedad del tramo 26 (Viesly à Briastre) y el 25 (Briastre à Solesmes).
FAVORITOS
Ausente Gilbert -vencedor el pasado domingo en Flandes-, quien prefiere centrar su atención en las Ardenas, el abanico de posibles candidatos está más abierto que nunca. En una primavera sin un claro dominador, son varios los hombres llamados a brillar en el Infierno del Norte.
Si nos atenemos a resultados, Peter Sagan y Greg Van Avermaet serían los dos grandes aspirantes al triunfo. Sagan, vencedor de dos etapas de la Tirreno-Adriático y de la Kuurne-Bruselas-Kuurne, que acumula también el segundo puesto en la Milán-San Remo, frente a un Van Avermaet crecido tras sus triunfos en el Omloop Het Niuwsblad, la Gent-Wevelgem y el Record E3 Harelbeke y un buen segundo puesto en De Roonde. Desquitarse de su infructuosa actuación en Flandes será el objetivo de los dos grandes gallos del adoquín.
Por palmarés y por feeling con la prueba, no conviene olvidar a un Tom Boonen que tiene, desde hace un año, esta carrera entre ceja y ceja. Será su despedida del ciclismo profesional y qué mejor que hacerlo con una victoria que, sin duda, sería legendaria. Frustrado por una avería cuando cuajaba una fantástica actuación en Flandes, Tommeke tendrá una escuadra de lujo: Terpstra, Stybar, Trentin, Lampaert, Keisse, De Clercq y Vermote.
No será de la partida otro de los grandes del adoquín: Sep Vanmarcke (Cannondale-Drapac). El corredor neerlandés, caído en el pasado Tour de Flandes, cruzó la meta en Oudenaarde con múltiples magulladuras que le obligarán a ausentarse en su prueba favorita.
Otros contendientes, también a buen nivel en pasadas pruebas, como, John Degenkolb, Alexander Kristoff, Jasper Stuyven, Tjis Benoot, Jens Keukeleire, Matthew Hayman, Luke Durbridge, Alexis Gougeard, Stijn Vandenbergh, Olivier Naesen, Alexey Lutsenko, Ian Stannard, Luke Rowe y Lars Boome serán otros nombres a tener en cuenta.
Ivan García Cortina (Bahrein-Merida) e Imanol Erviti (Movistar Team) volverán a ser las principales bazas españolas sobre los adoquines flamencos.