Bronce en 2009. Bronce en 2010. Plata en 2011. Bronce en 2012. Plata en 2013. Erró en 2014. Pero volvió en 2015. Esa puede ser, probablemente, la mejor descripción de lo que supone el oro de Linda Villumsen en la contrarreloj élite femenina del Campeonato del Mundo de Richmond 2015. Porque seis años después de empezar su ciclo de los podios, la neozelandesa que nació siendo danesa ha logrado lo que llevaba persiguiendo tantísimos años, el maillot arcoíris de la modalidad en la que hay que estar, nunca mejor dicho, como una cabra para correr. Plata fue la campeona neerlandesa Anna van der Breggen, y a punto estuvo la de RaboLiv de robarle el oro a Villumsen, y es que cruzó la línea de meta a 2 segundos y 56 centésimas del mejor registro. El bronce se lo llevó la saliente campeona, la germana Lisa Brennauer.
Segunda de todas en salir, la local Kristin Armstrong marcó como era de esperar los primeros registros bajos, del orden de 20:25 en el kilómetro 15 y, casualmente (o no…), otros 20:25 en la segunda mitad, para sumar 40:50 en la línea de meta. Nombres como los de Kasia Pawłowska (Polonia) o Aude Biannic (Francia) no eran capaces de superar su estratosférico (más aún para una ciclista de 42 años) tiempo en meta.
Solo un bloque después lograba Trixi Worrack (Alemania) acercarse al registro de la estadounidense, quedando sin embargo en meta a unos alejados 59 segundos que le valían la segunda plaza provisional. Sorpresa habría sido que la canadiense Tara Whitten, la mejor en el primer intermedio con 3 segundos menos que Armstrong, llegara en tiempos mejores al final: concluyó a 1:06, se le hizo largo el último repecho. Ni siquiera Ellen van Dijk (Países Bajos) lograba asomarse al tiempazo de Armstrong: + 34 segundos en meta.
Metidos ya en el último bloque, el de las teóricas favoritas, pronto quedaron descartadas para los puestos de honor Anna Solovey (Ucrania) y Karol-Ann Canuel (Canadá), mientras que con la llegada a los pasos intermedios de las últimas en salir… se apretaban las cosas. En el primer parcial, en el kilómetro 7, Anna van der Breggen (Países Bajos) era la mejor con 4 segundos menos que Linda Villumsen (Nueva Zelanda) y 9 menos que Katrin Garfoot (Australia) —cuarta, aunque tercera de las que estuvieron arriba al final—.
Con todas habiendo pasado ya por ahí, el punto de cronometrado del kilómetro 15 volcaba las tornas en favor de Villumsen con 7 segundos menos que Van der Breggen y 8 menos que Evelyn Stevens (Estados Unidos), que recuperaba ahí tiempo. En el kilómetro 22, Villumsen aumentaba su ventaja hasta los 14 segundos con Van der Breggen y tercera se ponía Lisa Brennauer (Alemania), a 16 segundos.
Pero faltaba el final. El repecho del último kilómetro hizo daño, mucho daño en Villumsen. Y le venía bien a Anna van der Breggen. Pero ni tanto daño, ni tan bien. De 14 a 2 segundos y medio en la línea de meta. En el agónico esprint de la neerlandesa por hacerse con un arcoíris que habría completado su año perfecto. En el suspiro de la kiwi por verse, por fin, vistiendo la tan preciada prenda. En el agotamiento de Brennauer al cruzar meta, que se tiraba directamente contra las vallas para tomar aire tras perder el oro, su oro. La reválida, el sábado en la prueba en línea.