Día tras día políticos de todo el mundo trabajan con el objetivo de mejorar la vida de sus ciudadanos (o así debería ser). Una labor digna y decente, sin duda. Pero, ¿qué tal si antes de mejorar la vida, se ocupan de proteger la de algunos?. Proteger la vida de aquellos que día tras día encuentran en la carretera y en su bicicleta su afición más verdadera y su método más fiable de desconexión. Aquellos que pedalean con la ilusión de un niño independientemente de la cifra que ponga en su DNI.
Yo soy uno de ellos. Uno de los muchos que hoy pedaleó feliz, cansado y exhausto. Yo y muchísimos más volvimos a casa. Otro por desgracia no. En Galicia, un conductor de 87 años ha atropellado a una veintena de ciclistas aficionados. A esta hora, al menos un fallecido, y siete heridos, varios de ellos muy graves. Dicen que la vida da a cada uno lo que merece. Pues hoy, se equivocó.
La convivencia en la carretera es posible. La educación vial a los jóvenes conductores, señales que adviertan de la presencia de ciclistas en las zonas de mayor tránsito, sanciones severas para quienes incumplan las reglas (el conductor está en libertad con cargos…simplemente eso) y sobre todo CONCIENCIACIÓN. En cada bicicleta va una persona. Una vida, una familia, unos amigos, unos sueños. Antes de adelantarle, tenlo en cuenta.