El esloveno Tadej Pogacar (UAE) se ha proclamado vencedor de la Tirreno-Adriático 2021 en una edición que pasará a la historia de la carrera. La victoria incontestable en la general vino acompañada de una exhibición histórica de Van der Poel (Alpecin), de una aparición estelar de Alaphilippe (Deceuninck) y de la confirmación de que Van Aert (Jumbo) es el mejor todoterreno del pelotón.
La carrera comenzó el pasado miércoles con una resolución al esprint en la que Van Aert batió nada más y nada menos que a Caleb Ewan (Lotto) y Fernando Gaviria (UAE). Pese a que ya se le había visto derrotar a los mejores velocistas del mundo en el Tour de Francia pasado no deja de sorprender que haya un corredor de sus características capaz de hacer eso.
En la segunda etapa hubo movimiento desde lejos con un ataque de Mikel Landa (Bahrain), Pavel Sivakov (INEOS), Joao Almeida (Deceuninck) y Simon Yates (BikeExchange). El cuarteto se entendió bien y llegó a poner en apuros al pelotón pero el trabajo de Jumbo con la colaboración de UAE dejaron la distancia reducida al mínimo al llegar el último kilómetro. El último superviviente de los cuatro sería el portugués Almeida que pelearía esos últimos metros que picaban ligeramente para arriba contra el impulso del pelotón. Almeida sería rebasado por su compañero Julian Alaphilippe quién a su vez no podría ser rebasado por un Van der Poel que entró mal colocado en la arrancada final. El podio de la etapa lo completó Van Aert.
El tercer día de carrera se resolvería entre un grupo de no más de 40 corredores. La llegada picaba de nuevo un poco para arriba y esta vez si que Van der Poel estaría atento. Arranco con una fuerza descomunal a la salida de la curva y adelantó a un Van Aert que no pudo hacer nada ante la superioridad del holandés.
La cuarta etapa era llamada a ser la que aclararía la general y casi la dejaría vista para sentencia. El día resultó bastante tranquilo hasta la llegada final a Prati di Tivo dónde el ritmo se aceleró y empezaron los ataques. A 6 kilómetros de meta el más serio era el del campeón del Tour 2018 Geraint Thomas (INEOS) que llevaba unos metros de ventaja sobre el pelotón pero que rápidamente sería alcanzado por Pogacar después de una arrancada terrible del esloveno. Poco rato aguantó Thomas el ritmo del vigente campeón del Tour que se lanzó en solitario a por la victoria de etapa y la sentencia de la general. Van Aert el líder se defendía como podía, sin pedir relevos y a ritmo constante tratando de minimizar las pérdidas. Al final el esfuerzo casi se le hace algo largo a Pogacar porque entró a meta con poco margen sobre Simon Yates, que había arrancado del grupo pero se llevó la etapa y se puso muy de cara la general dejando a Van Aert 35 segundos por detrás.
El quinto día de carrera era el que más expectación levantaba entre la afición, una etapa rompepiernas y teniendo en liza a los corredores que se habían disputado la Strade Bianche hacía una semana prometía. Además el día amaneció con lluvia y mucho frío algo que con palabras del propio Van der Poel le hizo atacar a 65 kilómetros de meta para tratar de entrar en calor. El corredor holandés cuando tiene el día de querer dar espectáculo gratuito no entiende de estrategias y así se vio en los 15 kilómetros siguientes. Atacó sin conseguir romper del todo al grupo pero poco le importó pues siguió al frente imponiendo un ritmo machacón. Arrancó de nuevo para unirse a la fuga y tirar con ellos hasta que fueron alcanzados. Entonces decidió ir para adelante Egan Bernal (INEOS) y Van der Poel también se apuntó a esa fiesta junto a Van Aert, Pogacar e Higuita (EF). Cuando iban a ser alcanzados por el trabajo del Bahrain de Mikel Landa, Van der Poel decidió atacar de nuevo en bajada y con un gel en la boca que no dudó de comerse en mitad del ataque.
Aquí el pelotón ya comprendió que aquel loco disfrazado de ciclista lo que quería era marcharse al precio que fuera y le dejaron hacer su carrera mientras el pelotón a partir de ahí disputaría otra. Quedaban 50 kilómetros y Van der Poel aplastaba los pedales abriendo una brecha de tiempo en cada pedalada. Por detrás, Formolo controlaría la carrera en favor de su líder Pogacar y aunque nunca llegaron a parar la distancia en favor de Van der Poel llegaría a ser de 3 minutos y medio. Quedaban 17 kilómetros a meta y Pogacar olió debilidad en Van Aert y le arrancó. Se marcho primero el esloveno y luego el belga, de nuevo en el papel que tanto nos tiene acostumbrados, no es el que está más fuerte pero con una testarudez inhumana no regala un metro a quién es superior a él sin sudar sangre.
Fue en ese preciso instante dónde la carrera de Van der Poel se unió de nuevo con la de Van Aert y Pogacar que a su vez abandonaban la que disputaban los corredores del pelotón. La apisonadora que era Van der Poel hacía trenta kilómetros ahora era Pogacar, la facilidad con la que el holandés aplastaba pedales ahora la tenía el esloveno. Se acercaba la meta y cada vez estaba más en tela de juicio la victoria de Van der Poel. Su calvario no era únicamente palpable en el tiempo que le estaban remontando si no también en la imagen, el rostro frío que acostumbra a tener era tomado en breves momentos por muecas de desesperación.
En la subida que había de 3 kilómetros a meta hasta el último Pogacar le rebajó la ventaja de 50 segundos a 15, y después de un ligero descenso había una pared de 300 metros dónde Van der Poel debía sufrir a un nivel incomprensible para el hombre medio para poder vencer la etapa. Finalmente el esfuerzo titánico del holandés dio sus frutos en forma de una victoria que no le permitió levantar los brazos. La agonía a la que le había sometido su propia locura y la fe y el talento de Pogacar no le dieron para más que recostarse en el manillar y descansar al fin. Quizás en ese momento no pudo disfrutar tanto como aquella victoria lo merecía pero no debe preocuparse, la eternidad tiene su hueco para esta etapa de Tirreno-Adriático que los aficionados no olvidarán nunca y que él tampoco.
Al día siguiente las emociones bajaron y la etapa no tuvo más historia que una fuga que remató al esprint Mads Würtz (Israel). El danés conseguía una de las victorias de su vida que seguramente guardará con especial cariño, en el palmarés de la Tirreno-Adriatico 2020 estará su nombre junto al de Pogacar, Van Aert, Van der Poel y Alaphilippe.
En la última contrarreloj, Pogacar remató la general en la exhibición de Van der Poel y todo se presuponía en que iba a ser la novena victoria consecutiva en una contrarreloj de Filippo Ganna (INEOS). La sorpresa llegó cuando no pudo batir el tiempo de Küng (FDJ) pero es que un rato más tarde, probablemente ya no para sorpresa de todos, Van Aert después de disputar una Tirreno durísima durante seis días le levantaba la etapa a los mejores especialistas en contrarreloj. En siete días el corredor belga ha logrado batir al esprint a Ewan, ganarle una contrarreloj a Ganna y Küng y pelear honrosamente en montaña con el vigente campeón del Tour de Francia. En esta última etapa sería protagonista también Mikel Landa al conseguir conservar su posición de podio en la general.