El eslovaco al fín logró su victoria en el Tour de Francia, gracias sobre todo al gran trabajo de su equipo, que tiró a bloque los últimos 100 kilómetros para que Cavendish, Greipel y Kittel, descolgados en la Croix de Mounis, no se reengancharan. Daryl Impey se mantiene como líder, aunque salvo sorpresa tan sólo por un día más.
Una jornada muy divertida hemos vivido en el Tour, con muchas alternativas en cabeza de carrera. La etapa comenzaó con un intento de seis hombres que el pelotón no quiso dejar marchar, para que luego dos de ellos, Voigt y Kadri rodaran unos cuantos kilómetros por delante. Pero fueron absorbidos por el gran grupo muy lejos de meta, cuando los sprinters más puros como Cavendish, Greipel o Kittel empezaban a descolgarse. Eran las rampas de la Croix de Mounis y los hombres de Cannondale forzaron el ritmo para aumentar distancias con la grupeta, que intentaba recortar.
Hasta que por detrás abdicaron en el intento de enlazar de nuevo, los hombres de Cannondale trabajaron de lo lindo. Cuando ya todo parecía fácil para Sagan les salió un nuevo problema a sus compañeros, Bakelants, Oroz y Gatier saltaron del grupo, y el belga demostrando una gran forma puso en apuros a los verdes, que tuvieron que exprimirse para neutralizar el intento a falta de 3 kilómetros para la meta.
Ya en el sprint final, Degenkolb fue el primero en arrancar, y Sagan no tuvo demasiados problemas para superar al alemán, tercero fue Daniele Bennati. Gran victoria para Sagan, pero sobre todo gran victoria para Cannondale.
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