«Las cosas no podrían ir mejor: ganar dos días seguidos y además hacerse con el maillot amarillo. Es un sueño hecho realidad. Ayer, ganaba en Calvi gracias al trabajo de mis compañeros que me permitieron rematar la faena. Y hoy el esfuerzo colectivo es aún más patente; todos estábamos implicados al 100%. No había ningún eslabón débil en el grupo. Tampoco éramos favoritos en esta etapa, pero contábamos con un equipo bien equilibrado y todos nos llevamos muy bien y sabemos exactamente qué tenemos que hacer. Los mejores rodadores del equipo, Lancaster y O’Grady y Meyer se encargaban de tomar relevos largos. Entre tanto, el resto, algo menos fuertes en contrarreloj, debían mantener el ritmo. Con este método teníamos una oportunidad de medirnos contra los mejores. Y al final hemos conseguido ganar por un segundo. Estoy muy orgulloso de esta victoria y el maillot amarillo es un plus. Espero poderlo lucir algunos días. Ayer comentaba a mis compañeros que gracias a ellos comenzaba algo grande, se trataba de la primera victoria de Orica. Y la primera es siempre la más difícil de conseguir. Sabía que después íbamos a correr rápido en la contrarreloj, pero no pensé que iríamos tan rápido.
Para mí es un orgullo adicional conseguir el maillot amarillo porque Phil Anderson fue el primer australiano en vestir de amarillo en 1981 y es gracias a él que empecé a competir en el ciclismo. Estoy muy emocionado».
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