Decir que Vincenzo Nibali es el máximo favorito a alzarse con el triunfo en el Giro del Centenario sería, quizás, aventurarse demasiado. Vencedor de la clasificación general del Tour de Croacia, donde se vio superado en la alta montaña por Kristijan Durasek y Jaime Rosón en sendas llegadas en alto, el rendimiento de Nibali en esta temporada aun presenta serias dudas.
Lejos de los mejores en Tirreno-Adriático -última prueba de esta temporada en la que coincidió con Nairo Quintana-, el Tiburón de Messina no parece haber alcanzado el nivel de años pasados. Aún así, si hay algún corredor que nunca conviene dar por muerto ese es Nibali. Aquejado de problemas estomacales durante la primera parte del pasado Giro d´Italia, el entonces corredor de Astana supo resistir de la mejor forma posible el primer bloque de montaña y, gracias eso sí a la desgracia caída de Kruijswijk en el Agnello, alzarse con la maglia rosa tras dos legendarias exhibiciones en las jornadas alpinas. Destruido y criticado por su propio manager tras situarse a casi cinco minutos de Steven Kruijswijk a falta tan solo de tres etapas para el final, Nibali volvió a demostrar que no siempre gana el corredor más fuerte.
Así, con esa misma idea de romper todos los pronósticos -que apuntan claramente a Nairo Quintana como principal favoritos- acude a la edición del Centenario el corredor italiano. Junto a él, formarán su guardia pretoriana, sus corredores de confianza.
Javi Moreno y Giovani Visconti, piezas clave para el Movistar en la pasada edición de la corsa rosa, Franco Pellizotti y Kanstantsin Siutsou serán sus pilares cuando lleguen las grandes cimas. Agnolo, Boaro, Gasparotto y Luka Pibernik arroparán al italiano en las jornadas llanas y de media montaña.