19 de julio de 2006. Un poderoso Phonak comanda el pelotón del Tour con su líder, el norteamericano Floyd Landis, vestido de amarillo. Tras él, un gallego afortunado ocupa la segunda posición de la general. Oscar Pereiro estrena maillot esa temporada, el de la escuadra navarra de Eusebio Unzúe, y lo hace tras haber vestido durante tres temporadas el maillot del equipo helvético. Días antes, había sido el español el poseedor de ese primer puesto en la general tras una cuestionada, y a la postre errónea, decisión de Landis cediendo el amarillo al gallego en una muestra de simpatía por haber compartido escuadra durante el último año.
La alegría le duró poco a un Pereiro que poco pudo por mantener el liderato en las duras rampas de Alpe d´Huez. El amarillo regresaba así a Landis, y lo hacía para ahora ya, no cederlo más. O al menos esa era la intención del que para muchos estaba llamado a ser sucesor de Lance (al final lo fue, aunque por motivos escabrosos y alejados del verdadero deporte). Pero el destino tenía otro plan para ese Tour. Una etapa de 185 kilómetros con salida en Bourg d´Oissans y llegada en la estación de esquí de la Toussire. Por el camino Galibier, Telegraphe, Glandon, Croix de Fer y Mollard se perfilaban como el escenario perfecto para que Landis y su poderoso equipo sentenciara aún más la carrera.
Al pie de la Toussuire la victoria era ya propiedad de un Michael Rasmussen, que con una cabalgada sin precedentes certificaba además un maillot de la montaña que ya portaba en aquel día. Por detrás, el T-Mobile de Kloden y Rogers junto con el AG2R de Dessel y Moreau aceleraban el ritmo con el objetivo de distanciar a un Menchov que parecía ser el único que sufría en la ascensión final. Landis, mientras, se dejaba caer en busca de bidones. Una conversación con el coche bastaba para encender las alarmas en la escuadra suiza. Las piernas del norteamericano no iban y poco faltaba para que fuera devorado por sus rivales. Kloden, Sastre y Pereiro comandaban el grupo de los favoritos mientras Landis difícilmente lograba mantener la rueda de Dessel. Los kilómetros pasaban y el ritmo se aceleraba. Landis ya no podía más.
Sus piernas parecían ir a cámara lenta y la distancia con sus rivales no hacía más que aumentar. Las noticias de la pájara del norteamericano llegaban rápidamente a un Pereiro, que si bien acudía al Tour como hombre de confianza de Alejandro Valverde, tras la caída del murciano en la cuarta etapa, se encontraba ahora a las puertas de la que podría ser su gran oportunidad. 20 kilómetros de larga ascensión bastaban al gallego para recuperar, ante el atónito de todo el pelotón, el maillot amarillo.
Esa fue la historia del debut de la Toussuire en el Tour. La historia de un puerto y la de un maillot amarillo apajarado que aquel día sufrió en aquellas escarpadas laderas el implacable azote de la tercera semana del Tour. ¿Ocurrirá mañana lo mismo con un Froome que hoy ha dado las primeras muestras de debilidad en este Tour? ¿Será el Movistar quien platee batalla al poderoso Sky? ¿O será la valentía de Contador y el arrojo de Nibali quienes protagonizarán con sus ataques la penúltima jornada alpina antes de París? ¿Será capaz Valverde de aguantar su ansiado pódium? Las respuestas mañana, en una etapa corta, de 138 kilómetros con Chaussy, Glandon, Croix de Fer y Mollard antes del final en la Toussuire.