Cuenta la leyenda que hace ya casi cinco años, dos de las mejores piernas que ha dado el ciclismo fueron puestas en duda. Con más de 10 años de victorias y éxitos, algunos oportunistas se atrevieron entonces a atribuir al dopaje tecnológico la fuerza sobrehumana de aquellas piernas. Aparecieron absurdos escáneres para analizar al milímetro el interior de los cuadros de sus bicicletas. ¿La razón? Un insignificante movimiento de aquel superhombre justo antes de lanzar en el mítico Kapelmuur uno de los ataques más recordados de la historia de una carrera de la envergadura del Tour de Flandes.
Años después, toda esta sarta de divagaciones absurdas ha desaparecido ya del panorama ciclista mundial. Nuestro protagonista, no ha dudado desde entonces en demostrar con cada pedalada que su fuerza, por sobrehumana que parezca, es real. Como si al nacer fuera tocado por una varita, Fabian Cancellara, quien cumple mañana 34 años, pronto comenzó a dar muestras del gran corredor que sería. Potente en el llano e imponente contra el reloj, el suizo incluso se permitió en 2008 el lujo de acabar con las opciones de un escalador como Alejandro Valverde en plena ascensión al Tourmalet y después de haberse descolgado de la fuga del día.
Con un palmarés imponente, Cancellara afrontaba este 2015 con las grandes clásicas como sus principales objetivos. Una victoria en el Tour de Qatar fue la primera antes de afrontar la Carrera de los Dos Mares. Tras verse superado por Malori(Movistar) en la jornada inaugural, el suizo, autoexigente como pocos, salió hoy a las calles de San Benedetto del Tronto con la motivación suficiente y las piernas necesarias. Los primeros 4 kilómetros no eran sin embargo nada halagüeños. Malori, Kiryenka y a la postre Castroviejo marcaban mejor tiempo que la locomotora suiza. Sin embargo, una vez más, este prodigio de la naturaleza parecía decidido a callar a todos aquellos que le daban por acabado cruzando la meta a casi 53 km/h de media. Después llegó Castroviejo, pero poco pudo hacer el escarabajo vasco contra la furia del suizo en los últimos seis kilómetros de la crono.
Con el triunfo ya en manos del suizo, el aliciente se centró entonces en ver como quedarían distribuidas las plazas del pódium de la clasificación general. Un tranquilo Nairo Quintana salía a eso de las cuatro de la tarde con la seguridad de saberse campeón. Por detrás la pelea debía estar más igualada. Nombres como Mollema, Urán, Pinot o Contador debían, en teoría, pelear por esas dos plazas de honor junto al colombiano. Sin embargo, lo corto de la crono y la paridad de fuerzas, impidieron movimientos en la general final.
Concluye así la 50ª edición de una carrera que siempre depara momentos irrepetibles y que en esta ocasión tuvo en la ascensión al Monte Terminillo la dosis anual de ciclismo de leyenda que lleva administrándonos año tras año.