Ni una, ni dos, ni tres. Nada menos que once victorias se ha embolsado el alavés Imanol Estévez en lo que llevamos de temporada. Y a lo tonto, todavía queda casi un mes de competición. Preseleccionado por Pascual Momparler de cara al Mundial que se disputará a finales de septiembre en Ponferrada, el corredor del Zirauna – InfiSport se ha erigido en uno de los claros protagonistas de la categoría sub-23.
Tras su buena campaña en las filas del Naturgas Energía, se abría la veda con parte de las miradas puestas en este joven puncher que debía ser una de las piedras angulares del nuevo proyecto de Gorka Beloki. Las expectativas, de momento, se han ido cumpliendo, y con una nota sobresaliente. Le costó arrancar a Imanol, allá por febrero; después de lo visto en 2013, fue una de las ruedas a seguir en las pruebas inaugurales de los torneos Lehendakari y Euskaldun, pero no fue hasta el Circuito de Pascuas, celebrado en Obanos (Navarra), donde Estévez estrenó su casillero particular. El primer triunfo, mostrando sus mejores cualidades: una explosividad endiablada, unido a un final desequilibrante. El alavés es un corredor que sabe sacar provecho a sus mejores dotes; lo hizo en Bergara, en Murgia, en Antzuola, y lo ha hecho hoy en la segunda etapa de la Vuelta a Cantabria, con final en La Virgen de Valencia. Un cambio de ritmo infernal es su mejor arma, y la capacidad que le distingue de los demás corredores de la categoría.
La recién finalizada Vuelta a Cantabria ha demostrado el espléndido momento de forma en el que se encuentra el vitoriano. Tras llevarse la última etapa y la clasificación general a poco más de tres semanas para los Campeonatos del Mundo, Imanol Estévez puede ser una de las bazas más importantes para conseguir una medalla en Ponferrada. La materia prima viene de serie; la última decisión, en manos de Momparler. El órdago está encima de la mesa.