Tras el intento de conseguir el cuarto título de campeón del mundo de su carrera este año en Limburgo, Oscar Freire anunció oficialmente su retirada nada más terminar esa competición. A pesar del deseo de poner fin a su carrera, en los últimos días el Euskaltel-Euskadi, en busca de corredores que aporten una buena cantidad de puntos como medida necesaria para garantizar la supervivencia del equipo en el circuito WorldTour, le propuso un trato. El pacto era que el ex-ciclista del Katusha aceptara un contrato como corredor-entrenador para la próxima temporada, pero el acuerdo no fructificó, dada la determinación del cántabro para colgar la bicicleta en la pared después de una larga carrera con un fin cien veces anunciado.
Según informa El País, el gestor y director del equipo vasco, Igor González de Galdeano, tuvo un acercamiento a Freire en la Vuelta a Suiza donde le propuso la idea de contratarle, con la intención de que el cántabro se integrara el equipo técnico del Euskaltel-Euskadi al final de temporada para asegurarse los puntos WorldTour que traería consigo al equipo naranja. Pero el esperpento no acaba ahí, le hubiesen mantenido bajo contrato sin entrenar y correr, parece surrealista que una hombre de la talla de Óscar pudiera recibir tal propuesta, pero tal y como funciona el controvertido sistema de puntos UCI con respecto a la asignación de las licencias del año que viene, todo podrá ocurrir.
Pero el mismo Igor, en un comunicado oficial del Euskaltel y contradiciendo al periódico, afirma que se puso en contacto con Óscar Freire en el mes de julio, dos meses antes del Mundial, con la pretensión de conocer su situación y mostrarle el interés de Euskaltel Euskadi en hacerse con sus servicios. “Ante nuestra propuesta, Óscar Freire nos comunicó que tenía decidido poner punto y final a su brillante carrera deportiva esta temporada, tras participar en el Mundial de Limburgo”.
“Un ciclista formado en sus tres años de amateur en equipos vizcaínos -Ripolin (95-96) y Banaka (97) con tres maillots arcoiris, victorias de etapa en Tour y Vuelta y numerosas clásicas de prestigio, suponía un gran fichaje de repercusión internacional. Ciclista querido y admirado por la afición, la dirección del equipo entendía que podía dar un valor añadido a la imagen del ciclismo vasco e incluso tener recorrido en el futuro, como asesor de nuestros ciclistas, sobre todo, de los jóvenes valores que pueden tener sus mismas características”.
Igor mantiene una gran relación con Óscar Freire y le desea toda la suerte del mundo en su nueva faceta fuera del mundo “en el que tan buenos momentos nos ha ofrecido”.